Vacaciones de Semana Santa

Finales de septiembre y sigo sin publicar lo que hicimos en abril de este año, ¡jajaja! Creo que lo que me detiene es que no he subido más fotos, en especial de los  chicos, pero ya es más que hora que me ponga al día. =) Claro, también se atravesaron las vacaciones de verano, que entre familia y amigos no da tiempo de hacer nada más.


Estas vacaciones de Semana Santa los chicos fueron de viaje de misiones a Tacloban, en las Filipinas, con el grupo de jóvenes de la iglesia. En un principio, yo pensaba acompañarlos, pero a Ulises le dieron unos días de vacaciones justo en las mismas fechas que el viaje de los chavos así que decidimos irnos los dos solos a pasar unos días a la playa.
Hace ya varios años que no nos dábamos una escapada juntos, por estas tierras no hay abuelas que se puedan quedar a cuidar chavos, =( Los chicos ya platicaron un poco de su viaje en la entrada titulada Aventureros, por si lo quieren releer.

El destino que elegimos fue la isla de  Phuket, en el suroeste de Tailanda. En el momento en que a Ulises le confirmaron los días libres, comenzamos a buscar vuelos pero estaban carísimos, por lo que decidimos echarnos el volado y sacar pases sujetos a espacio con la compañía.

Para los que nunca han utilizado este tipo de boletos, sujeto a espacio significa que no se tiene reservación, sino que hay que ir al aeropuerto y solamente si quedan asientos vacíos en el vuelo, puede uno viajar. Por eso hay que estar monitoreando los vuelos, viendo si hay lugares disponibles o si ya todos están vendidos. Es toda una aventura porque la situación puede cambiar en unas cuantas horas y uno debe estar preparado para hacer el intento en varios vuelos.

Regresando a nuestros viajes: En un principio los chicos se iban el viernes por la mañana pero por reacomodos de la línea aérea salieron hasta el sábado temprano. Nosotros, mientras tanto, sabíamos que nuestra mejor oportunidad era tratar los vuelos que salían la noche del Jueves al Viernes Santo. A las once de la noche hicimos el primer intento, pero ninguno de los vuelos de madrugada tuvo lugar por o que nos fuimos a casa, dormimos apenas cuatro horas y regresamos al aeropuerto. Pues nada, todos los vuelos no sólo llenos sino sobrevendidos.

De vuelta a casa, yo fui con los chicos al servicio de Viernes Santo que realizan en conjunto las congregaciones Católica y Luterana Alemanas con Union Church. Me gusta mucho este servicio ecuménico por su espíritu de unidad.


La escalera para bajar a la playa de Kata Noi.
Cuando llegamos los tres a casa, Ulises -haciendo gala de su habilidades organizativas- ya había encontrado un vuelo directo a Phuket que no se salía del presupuesto; el único "detalle" es que salía a las cuatro de la mañana de Hong Kong. Pero bien valió la pena: las playas están preciosas, con agua transparente en varios tonos de azul. No me gusta nadar en el mar si no puedo ver el fondo, así que estaba yo encantada.

En la zona de Kata, al suroeste de la isla de Phuket, que es donde estaba localizado nuestro hotel, hay tres playas diferentes, obviamente las visitamos todas pero la que más me gustó fue la de Karon. Encontramos lugar debajo de unas palmeras que nos protegían del sol más fuerte, a unos pasos teníamos un restaurante donde desyunamos y también había un puesto que vendía cocos frescos y cervezas. 

Hasta que estuvimos echados en la arena disfrutando de la paz me di cuenta cuánto me hacían falta unos días de descanso, sin mayor objetivo que descansar, refrescarme en el mar y disfrutar de comida deliciosa. 


La playa de Kata Noi, como a media hora caminando de nuestro hotel.

A este hotelito sólo fuimos a tomar un trago y botanear.

Además de comida deliciosa nos tocó la puesta del sol.
Pero no sólo nos quedamos echados en la arena: Un día fuimos a una excursión en lancha a unas islas que se llaman Phi Phi y, aunque los paisajes y las playas están espectaculares, hay demasiadas lanchas, turistas, lancheros, vendedores como para disfrutarlas realmente.

Otro día fuimos a la ciudad vieja de Phuket a caminar por las calles y admirar las casonas viejas. Como era domingo, nos tocó un  mercado callejero con puestos que vendían artesanías, cuadros, adornos, pero sobre todo comida de todo tipo: dulces de coco y arroz, jackfruit -que pueden ver en la foto de abajo-, unos como taquitos de arroz con coco y mango, algo parecido a las carnitas, dim sum... Probando y probando quedamos llenísimos, todo estaba delicioso.

En fin, fueron cinco días deliciosos en los que los cuatro agarramos pila para seguir con el trabajo y la escuela hasta las vacaciones de verano.
Y ya para terminar, les dejo la foto de mis dos pillos en el aeropuerto, cuando iban saliendo hacia Taclobán.

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