caminatas

La verdad soy media flojita para eso del ejercicio, aunque trato de ir al gimnasio al menos dos días a la semana y procuro caminar lo más posible.

Ahora que está cerrado el centro comunitario me salgo a caminar por todo el valle de Mui Wo. A veces voy hacia la playa y camino por toda la orilla y me siento un rato en alguna de las mesas que hay en la arena a disfrutar el paisaje antes de regresar a casa. En otras ocasiones me meto por los caminitos entre las casas para explorar las zonas que nunca he recorrido.

En una de las vueltas hacia la playa un delicioso aroma hizo que me desviara un poco: sobre el malecón que lleva al muelle había un carrito vendiendo camotes y no pude resistir la tentación de parame a comprar uno.


Como pueden ver en la foto, sólo vendían camotes morados asados al carbón, aunque también hay carritos que además venden castañas y huevos de codorniz. Pero ningún carrito usa vapor, así que no anuncian su presencia con el típico silbido que se escucha todavía en las calles de México.

 
No crean que todos los días se ven como en las fotos de abajo: desde hace como diez días que se ha escondido el sol, solamente hemos visto cielo gris lo que dificulta un poco mantener buen ánimo durante el encierro. Otra razón más para salir a caminar.

Vivir lejos del centro definitivamente ayuda a que no me de lo que en inglés se llama "cabin fever", a dos pasos tengo selva y huertos y vacas y water buffalos...
 ...cascadas y casas viejas...
 ...árboles centenarios y casas tradicionales (me siguen impactando las ventanas enrejadas en esta ciudad tan segura) y templos donde veneran a sus ancestros...


No me canso de pasearme y observar este mundo tan familiar y tan extraño al mismo tiempo.

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