Libros, libros y más libros...

Este texto se me quedó en el tintero desde hace más de un año; el disparador fue la visita del actual presidente de México a la feria Internacional del Libro cuando todavía estaba en campaña.

Hace ya varias semanas - si no es que meses- un candidato a la presidencia de la república, al presentar su libro en la FIL de Guadalajara, no supo responder cuáles habían sido los tres libros que habían marcado su vida personal y política.

Obviamente después de leer tanto sobre el tema, me pregunté cuáles eran aquellos libros que habían marcado mi vida que, en mi caso, son más de tres.


La primera obra es la maravillosa narración con la que la Srita. Eguiluz enseñó a leer a varias generaciones del Colegio Suizo: "Historia de un Viejo Tren". No recuerdo el argumento pero sí que me hizo sufrir, suspirar y alegrarme con las aventuras de aquella locomotora de redondos ojos.

En el libro descubrí una palabra nueva cuyo sonido me parecía encantador: bellota.
- Mami, was ist eine bellota? (Mami, ¿qué es una bellota?)
- Eine Eichel ist die Frucht der Eiche. (Es el fruto del roble).
Una respuesta correcta y sencilla que no me ayudó mucho. En Chapultepec había yo visto eucaliptos, frente a la casa crecía un álamo, en el parque habían plantado pirules, Cuernavaca presumía sus árboles de cítricos, jacarandas y tabachines. ¿Pero robles y su fruto? No aparecían en el paisaje urbano que yo conocía, pero no me importó. El sonido de la palabra bellota me gustaba y con eso era suficiente.


Un poco más avanzada en la lectura descubrí a Enid Blyton, autora de muchos libros para niños, entre ellos las series de  "Los cinco", "Los siete secretos", "Aventura en...", "... Grado en Torres de Mallory". 


Sobre todo me gustaban las aventuras de "Los cinco", aquellos tres hermanos que junto con su prima Georgina y el perro Tim  siempre encontraban algún hecho misterioso que había que desentrañar. Me encantaba la idea de que se pudieran ir de vacaciones solos con un carromato o pasar el verano en una granja. Y siempre, siempre, se les presentaba alguna situación enigmática que exigía ser investigada. Buen comienzo para las novelas policiacas y de misterio que aún me gusta leer.  


Otros de mis favoritos y que hasta la fecha leo y releo con gusto son Las aventuras de Tintín y Asterix y Obelix. Para aquellos que sólo conocen las películas: ¡se han perdido de mucho!


En quinto y sexto de primaria nos daba clases la inolvidable Sra. Berrondo, quien nos amenazaba con hacernos sudar tinta en sus clases. Aún recuerdo el libro de texto para español, Pueblos y Leyendas, con historias de todo el mundo, y la lectura en voz alta durante clases de aquel clásico cuento de terror de Gustavo Adolfo Bécquer: El Monte de las Ánimas. 

Estoy segura que, al igual que yo, mis compañeros de escuela recuerdan al menos uno de los poemas de Bécquer que tuvimos que aprender de memoria.

En la secundaria me devoré la biblioteca de la escuela, desde libros de consulta hasta novelitas rosa. Por cierto, la Enciclopedia Britannica fue una muy buena aliada cuando no me daba tiempo (o ganas) de leer el libro a reseñar para la clase de literatura. La Señora Berrondo continuó ampliando nuestros horizontes, presentándonos la riqueza de los autores españoles y latinoamericanos, introduciéndonos al realismo mágico y a la novela de la revolución.

Durante la preparatoria leímos y analizamos autores representativos de la literatura alemana:  Die Blechtrommel (El Tambor de Hojalata), Grieche sucht Griechin, Faust, Sansibar... Inolvidables clases con Herr Roth.

Y hablando de libros, les comparto un texto del taller de escritura en el que participé en México. La tarea era describirnos a partir de un objeto inanimado que usáramos mucho o con el que tuviéramos una relación importante. Obviamente, elegí un libro.



DESCRIPCIÓN DE MÍ MISMA 


¡En cuántos lugares la he tenido que esperar! Puede ser en cualquier lugar: algunas veces en la mesa del comedor, otras, en el sillón de la sala o un asiento del coche. ¡Hasta en la cocina o el baño he estado acostado esperándola! 
Pero déjenme presentarme; soy uno de sus mejores amigos, compañero de los buenos y los malos ratos: un libro. ¿Qué libro, querrán saber? Bueno, tengo muchas caras y muchas personalidades; por ejemplo, puedo ser una biografía y si soy sobre una mujer, mejor todavía. También puedo ser una novela de misterio, de preferencia de algún autor inglés tipo Agatha Christie o Dorothy Sayers. En algunas ocasiones soy una novela histórica, en otras un libro de cocina o uno de autoayuda o de espiritualidad. 
Siempre estoy cerca de ella, tanto, que ya pronto no tendrá lugar dónde acomodarme. Porque ella es muy ordenada, aunque no parezca por los lugares donde me deposita cuando interrumpe la lectura para hacer otra cosa. Mientras me está leyendo, debo estar siempre a la mano pero, después, tengo mi lugar en el librero, al igual que sus otras posesiones. ¡Y cómo se desespera cuando le cambian las cosas de lugar! Creo que en ocasiones le falta un poco de flexibilidad…
Los libros significamos muchas cosas para ella. Por ejemplo, un buen amigo que está presente con un buen consejo; una herramienta para olvidar un poco el estrés y el ajetreo de la vida diaria; e incluso una manera de evadirse de la realidad cuando ésta es demasiado apabullante. 

Comments

  1. Híjole, yo me pongo a pensar en cuáles tres libros han impactado en mi vida y la verdad que no me podría decidir por cuál. En fin, es bueno que tengas en mente qué libros han marcado tu vida. Yo comencé a leer mucho desde la prepa, en la secundaria y primaria solo leía lo que correspondía a la escuela. Aunque lo que si leía por gusto y curiosidad igualmente fue la Enciclopedia Británica que mis padres compraron cuando era niño.

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