Blind Xperience
Atentos a las explicaciones sobre Crossroads y el taller. |
Pero Crossroads es más que eso: también tienen talleres donde puedes experimentar lo que viven los refugiados, o lo que significa ser ciego, o aprender más sobre lo que implica vivir con VIH/SIDA.
Cuando supe de los talleres, inmediatamente nos apunté para el Blind Experience. Recuerdo que en el Papalote tenían un pequeño laberinto totalmente a oscuras que debías recorrer de principio a fin y que nos había encantado a todos.
Un sabadito por la mañana nos lanzamos hasta Tuen Mun, que está justo al norte de Tung Chung, pero del otro lado del mar por lo que hay que dar un enorme rodeo para llegar hasta allá. Como la noche anterior nos habíamos acostado tarde todos, por una vez decidimos dejar de lado el camión e irnos e taxi para poder dormir un ratito más.
Llegando primero nos dieron un tour por las instalaciones que incluyen bodegas, áreas de revisión de donativos, un pequeñito restaurante con aires de Tepoztlán y un café delicioso y una tienda de comercio equitativo con unas cosas maravillosas, todas hechas por artesanos de Mongolia, China, África...
Después nos separaron en grupo más pequeños, de cinco o seis personas, para ir entrando a la zona del taller. Para irnos ambientando, nos mostraron un video sobre un grave problema en África: la oncocercosis (conocido como river blindness in inglés), que ha causado que cientos de miles de personas pierdan la vista y que también está presente en México, centro y sudamérica. Por cierto que el ciclo de vida del patógeno y la forma de transmisión de la enfermedad fueron descubiertos por un médico guatemalteco, el Dr. Rodolfo Robles.
Después de esta introducción al tema, nos entregaron un bambú para ayudar a orientarnos durante nuestro recorrido por un área totalmente a oscuras y que simula un pueblo africano. Una vez en la oscuridad absoluta, fuimos recibidos por nuestra guía, quien nos presentó nuestro primer reto: tratar de identificar los sonidos y olores que nos rodeaban. Luego debíamos cruzar un arroyo por un puentecito de bambús para llegar al poblado. Lo primero que encontramos fue la fuente, son una pequeña cubeta para sacar agua. Luego entramos a una choza donde debíamos identificar los utensilios de uso diario, las ollas, jarrones, cubiertos y platos, una escoba y la cubeta, la mesa y la silla... ¡Hasta había el típico escudo de piel colgado de la pared!
Después fuimos al mercado a tratar de distinguir las frutas y verduras metidas en las canastas. Había papas, cocos, ajos, cebollas, manzanas, naranjas... En el carro del vendedor de ropa nos hicieron buscar gorras y mascadas, zapatos y playeras.
Al final del recorrido, a petición de otro de los participantes nuestra guía nos platicó un poco más sobre su vida: Alrededor de los tres años de edad se enfermó de viruela, lo que provocó que su visión quedara muy disminuída. Tuvo la suerte de poder asisitir a una escuela para invidentes, donde aprendió a leer en Braille y manejarse de forma independiente. Se casó y tiene dos hijas ya adultas pero hace algunos años sufrió de complicaciones por lo que ahora está completamente ciega.
Saliendo del recorrido hay un pequeño salón donde explican acerca del sistema Braille y donde hay unas computadoras que muestran cómo ve una persona que sufre de glaucoma, cataratas, miopía, hipermetropía o daltonismo.
En resumen, una experiencia muy interesante y recomendable para toda la familia.
Qué interesante experiencia! Creo que el dueño o presidente de Crossroads una vez dio una conferencia en la universidad donde hice la maestría (HKUST) y su plática estuvo muy conmovedora. Nos platicó cómo su organización simula las situaciones de refugiados y muchas empresas los contratan para que los altos directivos vivan esas experiencias en carne propia. El conferencista, que olvidé su nombre, se apasionó tanto en su discurso que fue la mejor plática del evento que asistí (TEDxHKUST). Muy conmovedor.
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