Chitty Chitty Bang Bang
Andaba yo dándole vueltas cómo festejar el día del padre este año, cuando vi un anuncio en el periódico que pensé que podría ser una buena opción: la puesta en escena de una de las películas favoritas de toda la familia pero en especial de Ulises, Chitty Chitty Bang Bang.
No sé si conocen la historia, la película salió en los años setenta y trata de un inventor inglés, viudo y con dos hijos. Entre sus muchos inventos diseña un coche mágico que es capaz hasta de volar y por lo mismo el rey de Vulgaria manda secuestrar al inventor. Pequeño detalle: los inútiles espías vúlgaros se equivocan y se llevan al papá del inventor, así que va toda la familia a rescatarlo, corriendo mil y una aventuras en el proceso.
Yo no llegué a ver la película en el cine como le tocó a Ulises, pero la disfruté muchas veces con mis hijos. Incluso nos trajimos el DVD a Hong Kong, aunque ya hace tiempo que está al fondo del anaquel y sólo la sacamos cuando nos agarra la nostalgia -ahora son más interesantes las series como Dr. Who, Castle o CSI, o el anime japonés.
La obra de teatro nos gustó bastante, lo especial de esta puesta en escena fue que, aunque algunos de los artistas son profesionales, la mayoría de los adultos y niños en el escenario pertenecen a un grupo de amantes del teatro que ensayan y presentan las obras en su tiempo libre, con un muy buen nivel.
Entre los espectadores había muchas familias con niños pequeños, quienes sólo disfrutaron la obra de teatro hasta que llegaron a la escena donde va el cazador de niños en busca de los hijos del inventor (en Vulgaria están prohibidos los niños). Sobre todo los más pequeños se tapaban los ojos o se refugiaban en los brazos de sus papás.
Saliendo del teatro moríamos de hambre y caminando un poco por Wan Chai encontramos uno de los típicos restaurantes con pato y pollo rostizado. Hay ocasiones en que les falta sabor, pero esa noche tuvimos suerte y cenamos rico, acompañando nuestro pato con una deliciosa cerveza fría.
No sé si conocen la historia, la película salió en los años setenta y trata de un inventor inglés, viudo y con dos hijos. Entre sus muchos inventos diseña un coche mágico que es capaz hasta de volar y por lo mismo el rey de Vulgaria manda secuestrar al inventor. Pequeño detalle: los inútiles espías vúlgaros se equivocan y se llevan al papá del inventor, así que va toda la familia a rescatarlo, corriendo mil y una aventuras en el proceso.
The HK Acadeny for Performing Arts, el teatro donde sep presentó la obra. |
Yo no llegué a ver la película en el cine como le tocó a Ulises, pero la disfruté muchas veces con mis hijos. Incluso nos trajimos el DVD a Hong Kong, aunque ya hace tiempo que está al fondo del anaquel y sólo la sacamos cuando nos agarra la nostalgia -ahora son más interesantes las series como Dr. Who, Castle o CSI, o el anime japonés.
La obra de teatro nos gustó bastante, lo especial de esta puesta en escena fue que, aunque algunos de los artistas son profesionales, la mayoría de los adultos y niños en el escenario pertenecen a un grupo de amantes del teatro que ensayan y presentan las obras en su tiempo libre, con un muy buen nivel.
Entre los espectadores había muchas familias con niños pequeños, quienes sólo disfrutaron la obra de teatro hasta que llegaron a la escena donde va el cazador de niños en busca de los hijos del inventor (en Vulgaria están prohibidos los niños). Sobre todo los más pequeños se tapaban los ojos o se refugiaban en los brazos de sus papás.
Saliendo del teatro moríamos de hambre y caminando un poco por Wan Chai encontramos uno de los típicos restaurantes con pato y pollo rostizado. Hay ocasiones en que les falta sabor, pero esa noche tuvimos suerte y cenamos rico, acompañando nuestro pato con una deliciosa cerveza fría.
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