Calificaciones y Tung Chung Fort

A finales de octubre, a los tres mayores les entregaron calificaciones; primero les hicieron llenar unas hojas en las que les preguntaban qué calificación esperaban para cada una de sus materias y cómo se evaluaban ellos mismos respecto al esfuerzo que habían hecho, su nivel de organización y qué dificultades se les habían presentado. También debían detallar en qué aspectos podrían mejorar para los siguientes meses.


El día de la entrega de las calificaciones, cada uno de los chicos tuvo una entrevista con su responsable de grupo. En esos veinte minutos hablaron más en detalle sobre los retos y logros de cada uno; me gustó mucho este aspecto de la escuela.


Ana Paula:
Mi experiencia de este sistema o proyecto de la escuela fue una gran frustración. En mi opinión, mi esfuerzo había sido mucho mayor a las calificaciones que recibí, aunque eso si me lo reconocieron en el puntaje para "esfuerzo". No sé si es porque me ha estado costando más trabajo por adaptarme o qué, pero las calificaciones en la Y no han sido las mejores ni me han gustado como en el Suizo. 


Al fijarse en sus alumnos y sus calificaciones con tanto detalle, la escuela obviamente tiene más control sobre ellos, pero a mi la idea simplemente se me hace demasiado... personal? Comparándolo con otras escuelas en las que he estudiado, la libertad que tenemos aquí es mínima... haciendo que los alumnos sean pastoreados en lugar de crear un sentido de responsabilidad por sus estudios. Yo siento que la presión por un "pink slip" aplica para secundaria, pero estando en Prepa, la escuela debería de asumir que los alumnos tienen capacidad mental suficiente para encargarse de sí mismos y sobre todo, de que en 2 años, pueda ir con confianza a la Uni o a trabajar, sin tener al jefe pisándole los talones. Así que en conclusión, apoyo el sistema, pero creo que no es aplicable para todos (*ahem*) y si ven en términos de largo plazo, deberían de tener reglas y excepciones para los alumnos grandes.
Ana Paula


Bueno, mientras los chicos estaban en la escuela viendo lo de sus evaluaciones, yo fui a visitar el fuerte de Tung Chung. Un día al ir hacia allá, desde el camión observé que entre las casas se asomaba una construcción vieja, muy diferente a las casas que la rodeaban, y decidí ir a investigar de qué se trataba.


De la parada del camión sube un callejón entre las casas,   hasta llevar a un alto muro interrumpido por un arco cuyas puertas abiertas se han resignado a ser parte del paisaje. Me detengo antes de franquear la entrada al fuerte y observo: a un lado un restaurante hindú invita a disfrutar curry y tomar lassi; enfrente, los juegos infantiles esperan pacientes y silenciosos que alguien los visite.


Atravieso el pórtico para descubrir una explanada delimitada por tres lados por la muralla. Frente a mí hay dos o tres construcciones de ladrillo con techos de dos aguas cuyas puertas y ventanas cerradas parecen resguardar las sombras de sus antiguos habitantes. Me acerco a la única habitación que tiene un letrero en inglés: "Information House. Closed on Tuesdays."


Nada que hacer, es martes. Decido mejor subir al baluarte para ver los cañones que antaño controlaban el paso de viajeros y barcos. Hoy, descorazonados, sólo apuntan a un multifamiliar gris cuyos rascacielos miran al minúsculo fuerte con miles de opacos ojos.


Voy siguiendo el camino trazado por las piedras desgastadas, pasando por las torres de los vigías vacías de todo. Solamente cuatro paredes, un techo de tejas sostenido por vigas de madera y algunas ventanas enrejadas que obligan dejar volar la imaginación...


La muralla comienza a esconderse entre los árboles, yo continúo subiendo los escalones desiguales formados por los trozos de granito. Al salir del bosque me topo con tres edades de China: una casita gris colgada como nido de golondrina de un pequeño edificio de tres pisos mientras los gigantes vigilantes se estiran hacia el cielo azul.


Fotos del fuerte

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