Vacaciones de Semana Santa
La entrada al templo de ¿? Ya olvidé el nombre, jeje.. |
Chiang Mai, Tailandia, fue el destino elegido para nuestras vacaciones de Semana Santa. Ulises y Santiago se fueron un día antes y yo me quedé con Andrea y Nico porque los dos tenían actividades en la escuela a las que no podían faltar: un examen de inglés y un debate si los aparatos electrónicos son malos para el desarrollo de los niños: Are gadgets bad for children´s development?
Cuando nosotros tres llegamos a Chiang Mai, un miércoles por la noche, Ulises y Santi nos tenían preparado el programa de los siguientes días, ya que habían aprovechado el día para explorar y buscar qué hacer.
Lo que parece tienda de ropa en realidad es una lavandería: cuelgan la ropa en la banqueta para secarla. |
Originalmente un palacio real, ahora uno de los museos de la ciudad. |
En el interior del palacio. Me sigo sorprendiendo cómo perduran las edificaciones de madera a pesar del calor y la humedad. |
El Bed and Breakfast en el que nos quedamos estaba muy bien ubicado, ya que caminando podíamos llegar a muchos lados del centro. También nos servían unos desayunos deliciosos; a veces más occidentales y en otras ocasiones típicamente tailandeses. Seguro querrán saber en qué consiste un desayuno tailandés: pues a cada quien nos ponían un plato hondo con caldo y fideos chinos enfrente, mientras que al centro servían platos pequeños con diferentes guisados (pollo, res, verduras) que compartíamos todos. De postre nos daban un platón de fruta. Pero a mí lo que más me gustó todas las mañanas fue el café: cargado sin ser amargo ¡perfecto para iniciar el día!
Afuera de la iglesia: un elefantito |
Chian Mai es conocido por sus mercados de artesanías, uno que es fijo y otros que se ponen sobre las calles, parecido a nuestros mercados sobre ruedas pero sin vender alimentos. Lo curioso es que son nocturnos para evitar el calor del sol y poder pasear, vender y comprar a gusto.
Además de aretes, morrales, pantalones guangos tipo Tepoztlán o Coyoacán, encontramos unas cajitas redondas que adentro tenían flores hechas de jabón, muy detalladas, con cada pétalo formado y pintado de manera individual.
Después de unos días en Chiang Mai, nos fuimos a un lago que está como a hora y media de la ciudad. Lo especial del lugar es que hay casas flotantes donde puedes ir a pasar el día o incluso quedarte a dormir. Del embarcadero te llevan con una lancha de motor, tardas alrededor de unos 20 minutos en llegar, y luego sientes que estás en el paraíso, en especial cuando se van los visitantes del día y únicamente se quedan los huéspedes del hotelito.
Nosostros aprovechamos la tarde para nadar y nadar; los chicos también rentaron un kayak con Ulises para irse a dar una vuelta, y antes de cenar jugamos unas rondas de juegos de mesa. Después de una deliciosa cena, con la pancita llena nos fuimos a las salitas con libro en mano, hasta que apagaron las luces (usan un generador por algunas horas) y nos fuimos a dormir.
La mañana siguiente nos levantamos tempranito a echarnos al lago antes del desayuno y pasamos el día igual: relajados, nadando, comiendo, leyendo, platicando... Solamente habíamos reservado para una noche porque había reseñas muy encontradas respecto al lugar, pero nos encantó y quisimos quedarnos un día más pero el hotel estaba completamente lleno. Así que a media tarde regresamos al embarcadero, donde tomamos una camioneta-taxi que nos llevó a otro hotel, en un club de golf en las afueras de Chiang Mai.
Pero ya fue mucho escribir por hoy, les dejo con las fotos:
Primera parte de las fotos
Segunda parte
Muy padres fotos! A ver si me animo a conocer Chiang Mai, se ve que la pasaron súper!
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