16 de septiembre 2018: festejos bajo la sombra de Mangkhut

Como hacemos todos los años, el pasado septiembre el grupo de mexicanos que vivimos en Lantau organizamos nuestra fiesta para celebrar la independencia de México. 

Ya teníamos todo organizado, lugar, invitados, guisados, bebidas y postres, cuando unos días antes todo Hong Kong comenzó a estar pendiente del pronóstico del tiempo:
Se había formado una tormenta en el Pacífico, al este de las Filipinas, y pronosticaban que se convertiría en un súper tifón que llegaría a la ciudad entre el 15 y 16 de septiembre.

Por suerte todo estaba organizado para el viernes 14, y pasamos una noche maravillosa con nuestros amigos latinos porque ¡claro que los invitamos!, sin importar que sean argentinos, guatemaltecos -que por cierto celebran el mismo día que nosotros- o de República Dominicana.

Alfredo (también ex-Mexicana) y Moni vivieron siete años en Sanya, Hainan, China.

Esa noche, además de darles la bienvenida a Alfredo y Mónica que acababan de mudarse a Hong Kong, tuvimos a un invitado especial, Danilo, el novio de Ana Paula, quien estaba en la ciudad por cuestiones de negocios, y se unió a nuestra celebración.

Como en años anteriores, cada quien contribuyó con uno o dos guisados, postre y bebidas, y, como cada año, todo estuvo delicioso, todos comimos demasiado, y todos la pasamos fenomenal.
Los chicos y Danilo, el novio de Ana Pau. Por cierto que esa noche la extrañamos bastante; hace ya más de un año que nos reunimos los seis.

¡Qué viva México! En la foto faltaron algunos de los más pequeños que se habían escapado a echarse una cascarita en la cancha más cercana.

La noche de nuestra reunión el clima estuvo delicioso, con una brisa fresca y muy pocas nubes, incluso se podían ver las estrellas. Es curioso cómo uno dos días antes de un tifón el cielo puede estar despejado y soleado, antes de que lleguen las lluvias torrenciales y los vientos huracanados. En momentos como esos es difïcil imaginar la fuerza de la naturaleza.

El domingo 16 de septiembre todo Hong Kong nos quedamos bien encerrados en nuestras casas, ya que el tifón Mangkhut llegó a la ciudad la noche del 15 al 16.

El sábado -al igual que nuestros vecinos- trabajamos duro para dejar todo preparado, sobre todo por los fuertes vientos que acompañan a las torrenciales lluvias. Muchas veces son los objetos que vuelan por los aires los que llegan a causar graves daños: macetas y letreros, ramas y maderos, sillas de plástico, toldos...

Unos días antes ya habíamos comprado la comida necesaria para podernos quedar varios días encerrados en casa: carne, leche, cereal, fruta, huevo, pan, y algo que nos encanta aquí en la casa: Doritos para las películas.

Entre otras cosas, lo que hicimos fue pasar todas las macetas del balcón al cubo de la escalera que da acceso al depa. También guardamos los tendederos y acostamos unas repisas metálicas donde pongo mis macetas con las hierbas de olor.

En el techo amarramos las sillas de plástico y aseguramos perfectamente la lona que usamos para proteger la lavadora -desgraciadamente no cabe en el depa y no hay dónde ponerla bajo techo en la azotea.

Por último, colocamos las bicicletas en la parte de atrás de la casa, bien protegidas del viento aunque no de la lluvia. 

Ese sábado el termómetro llegó a superar los 35 grados centígrados, el día más caluroso de todo el mes (¿cómo dicen, Murphy's Law?), pero trabajando en equipo tratamos de acabar lo antes posible. Aunque debo confesar que de vez en cuando nos escapábamos para refugiarnos en el aire acondicionado.

Ulises estaba de stand-by, y le hablaron para que llevaran uno de los aviones de Hong Kong a Bangkok para protegerlo del huracán.  El observatorio pronosticaba que sería uno de los más fuertes en pasar cerca de Hong Kong y la empresa no quería arriesgar que algún objeto arrastrado por el viento pudiese dañar alguna de las aeronaves.

A fin de cuentas nos quedamos en la casa Andrea, Nico y yo. Santi decidió quedarse en la residencia de la uni donde vive desde septiembre, ya que la universidad no había publicado nada acerca de la posibilidad de cancelar clases el lunes. Danilo igualmente prefirió quedarse en el hotel en la isla de Hong Kong donde estaba hospedado, para poder regresar a su trabajo en cuanto el observatorio y el gobierno dieran la luz verde para reanudar las actividades normales de la ciudad.

Poco a poco el sábado por la noche comenzó a incrementar el viento, agitando los árboles y sacudiendo las ventanas; ya desde las 4:20 de la tarde el observatorio había puesto el nivel de alerta 3, que pasó al nivel 8 alrededor de la una de la mañana. Pasamos una noche más o menos inquieta, escuchando cómo se agitaban las ventanas y se sacudían las ramas de los árboles, y esperando las primeras ráfagas de lluvia.

A las 9:40 del domingo el observatorio incrementó el nivel de alarma al más elevado, Hurricane Signal 10. Esto sigifica que el viento será de más de 100 km/h y las rachas podrán alcanzar hasta 220km/h. 

Junto con el viento llegó la lluvia en cantidades indescriptibles. Y aún así, el viento era tan fuerta que podíamos observar cómo las gotas no caían directamente al suelo, sino que eran llevadas de un lado al otro; daba la impresión de estar lloviendo de forma horizontal.

La siguiente foto muestra cómo se veían los pastizales enfrente de la casa; el camino peatonal estaba inundado y los botes de basura, aunque no volaron, sí acabaron todo en el suelo.
Esta foto la tomé desde nuestro balcón cuando la lluvia y el viento se calmaron un poco; en plena tormenta hubiera sido imposible. Es más, hubo un momento que hasta nuestro balcón estaba inundado de tanta lluvia. El tubo de desagüe no fue suficiente y el agua comenzó a filtrarse hacia la sala a pesar de que el balcón está medio escalón más abajo.
 


Esta foto es una muestra de cómo subió el nivel del mar; aquí en Mui Wo cubrió la planta baja del embarcadero, dañando las plataformas de embarco y también los lectores para las trajetas Octopus, por lo que el servicio de ferries estuvo suspendido desde el sábado por la tarde hasta el lunes casi a medio día.

La señal de alerta máxima en esta ocasión estuvo vigente por diez horas, la segunda más larga desde 1946. Entre los datos sorprendentes está que el domingo, la velocidad media del viento en Cheng Chau llegó a superar los 150 km/h, ¡y eso que el tifón pasó a 100 km al sur sur-este de la ciudad!

Los mayores daños fueron en el este y sur de Hong Kong, aquí les dejo un enlace a un documental hecho por el mayor periódico local:
Documental del South China Morning Post (en inglés) 

Al día siguiente salimos a caminar para ver qué daños había causado el tifón en Mui Wo. Lo que más vimos fueron árboles caídos, partidos en dos como si fueran cerillos usados, unos cerca de la playa y otros lejos de la costa. Las casas en general se veían con daños menores: toldos arrancados, macetas rotas, bicicletas tiradas...

Para nosotros lo más impresionante fue la cantidad de basura que lanzó el mar a la playa. Casi todos los desechos eran plátstico, muchísimo poliestireno en trozos pequeñitos. 




Esta fue la vista de la playa el lunes a media tarde: muchos árboles caídos, partidos a la mitad cual cerillos, y basura depositada por doquier.

¿Y cómo nos sentimos durante el tifón? Nosotros tres tranquilos porque nuestra casa está al fondo del valle, alejada del mar y protegida por las montañas de los peores viejos. Tampoco tenemos árboles muy grandes cerca y la infraestructura de la ciudad está diseñada para afrontar desastres naturales como éstos. La foto de abajo muestra uno de los canales de desagüe para la zona del pueblo donde vivimos; normalmente está totalmente seco.
El edificio de la residencia universitaria, en cambio, como está en la montaña está mucho más expuesta al viento y Santi sí nos comentó que podía sentir como todo el edificio se mecía ante el ataque del viento. 

Las escuelas cancelaron clases por dos días, pero los negocios y las empresas renudaron sus actividades el lunes a medio día, ya que el observatorio quitó la señal máxima en la madrugada. El gran problema fue que debido a los árboles caídos y daños por agua y viento el metro, los tranvías y los autobuses sólo circulaban de manera muy limitada. Esto provoco filas enormes para el transporte público, e incluso hubo gente que prefirió caminar.

Ulises regresó el lunes a medio día de Bangkok, y para él fue toda una odisea poder volver a la casa. Los autobuses aún no estaban circulando y el taxi que encontró de puro milagro venía a vuelta de rueda sobre la carretera a Mui Wo, esquivando ramas y árboles caídos, e incluso circulando por la banqueta en algunas zonas.

En fin, esta fur nuestra aventura durante el tifón, espero que se les haya hecho interesante.

 




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