Primero de agosto

No sé si en alguna entrada anterior comenté que desde mediados de marzo soy la presidenta de la Swiss Associaton of Hong Kong. He estado involucrada con la asociación casi desde que llegamos a Hong Kong; me invitó a formar parte un piloto suizo que conocimos por recomendación de Christian Zwingli, quien era director del Colegio Suizo de Cuernavaca cuando mis chicos asistían a esa institución.

Durante muchos años mi responsabilidad fue la organización de eventos sociales junto a la(s) otra(s) Event Coordinator(s), pero me dieron mi ascenso (es sarcasmo, ¿eh?) y ahora soy la responsable de la asociación. Hay ocasiones en que siento que todo va bien, y otras en que me apanico y pienso ¿en qué líos me metí? Y voluntariamente, aparte de todo.

El objetivo de la asocición es fomentar la convivencia entre los miembros de la comunidad suiza a través de diversas actividades sociales, culturales y deportivas.

El mayor evento de todas las actividades que organiza la Swiss Association es (¿ya lo adivinaron?) taraaa...: el festejo del primero de agosto, día nacional de Suiza.

La verdad en México nunca me involucré con ese evento, que es grandísimo. Lo único que hacíamos era organizarnos para ir en familia a la ex-hacienda de Panoaya, en Amecameca, donde se celebra con una comida al aire libre y una fogata enorme para cerrar el día. 

Aquí en Hong Kong el asunto es mucho más fomal, con una cena de gala con platillos típicos, música, juegos y una rifa. En años anteriores el festejo se había llevado a cabo en el Jockey Club o alguno de los grandes hoteles, pero en esta ocasión no tenían disponible el salón de eventos en el hotel de costumbre.

Pero antes de continuar con las aventuras de este año, quisiera aclarar que un evento de tal magnitud no es posible si no es organizado en equipo. Gracias a las relaciones establecidas por los presidentes anteriores, tuve la suerte de contar con un grupo de voluntarios comprometidos, experimentados y entusiastas que hicieron el 90% del trabajo.

Uno de ellos es Walter Kern, quien ha trabajado toda su vida en alimentos y bebidas; además de su amplia experiencia cuenta con muchísimos contactos con proveedores, restaurantes y chefs. Él fue quien propuso y coordinó que el evento se llevara a cabo en el HK Country Club y supervisó todos los detalles relacionados con la comida y la bebida de principio a fin.

Otro tema importante es la rifa que se lleva a cabo durante la cena de gala. Todo lo que se recauda se entrega a una organización no gubernamental local como un gesto de agradecimiento por las oportunidades que la ciudad ha brindado a la comunidad suiza. 

El año pasado, por ejemplo, el beneficiario fue ImpactHK, organización que se dedica a ayudar a gente en situación de calle. Este año se eligió "Home of Loving Faithfulness", un hogar para gente con discapacidad severa.

Claro que para tener buenos regalos para la rifa es necesario contactar a los posibles patrocinadores, solicitando donativos ya sea en efectivo o en especie. Suena fácil, pero sobre todo en la empresas grandes es muy importante contactar a la persona correcta. Tres voluntarios fueron los encargados de realizar todo este trabajal y como pueden ver en las fotos abajo, hicieron muy bien su labor.

Pero no quiero aburrirlos con detalles y detalles. Lo último que les voy a platicar es que por un suspiro y nos quedamos sin fiesta: unos días antes se formó un huracán frente a las Filipinas y tomó curso hacia el oeste. Precisamente un día antes de nuestro gran evento pasó a unos 300 km de Hong Kong, por lo que el observatorio puso la señal T8 de la 1:40 de la tarde hasta alrededor de las 11pm. 

Cuando hay T8, los negocios tienen obligación de cerrar y enviar a todos sus empleados a casa, y también se limita severamente el transporte público mientras esté vigente esta señal. Lo bueno es que para el primero de agosto todo regresó a la normalidad a pesar de los fuertes vientos y algunas lluvias torrenciales por la mañana.

Así quedaron montadas las mesas; todas las delicias fueron colocadas por un grupo de voluntarios, entre ellos Nico y su novia Grace.


 Y así quedó la mesa con los regalos de la rifa: 



 

Una miradita al buffet:
 

Claro que no pudieron faltar los discursos; lo bueno es que yo sólo tenía que seguir el guión modificando solo algunos detalles. =)
Una vez que todos los invitados habían probado un poco de las delicias ofrecidas, pasamos a la rifa. No sé si reconocen a mi guapo asistente, jeje.

El único pero que tuvimos es que nos quedó mal el fotógrafo, Keith Mulcahey. A pesar de que estuvo toda la noche tomando fotografías, a la fecha no ha entregado nada, no responde su teléfono e ignora nuestros correos. ¡Qué rabia!

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