On the Mekong Resort
Esta entrada va con muchas fotos del hotel en que nos quedamos en Luang Prabang.
Este balconcito con vista al río y las dos camas de día era uno de nuestros ricnones favoritos para sentarnos a leer, hasta que huíamos del calor a nuestra terraza, donde sí había ventilador, jeje:
Durante las dos semanas y media que estuvimos hospedados en el hotel nos quedamos en tres habitaciones diferentes. El día que llegamos nos dieron un upgrade a la suite en la que normalmente se aloja el dueño del hotel cuando está en Laos. A pesar de que contaba con un comedor, refri y una cocineta, la habitación no nos gustó tanto porque era bastante oscura al estar en la planta baja.
Cuando extendimos nuestra estancia nos pasaron a la habitación estándar que habíamos reservado originalmente cuyo mayor atractivo era la terraza tachada al frente con vista hacia los jardines y el Mekong.
Cuando se fueron los chicos alemanes pedimos que nos cambiaran a la "honeymoon suite" que una de las parejas había ocupado, y que fue la que más nos gustó de las tres:
El piso de las habitaciones y las terrazas de la planta alta está cubiertos de tapetes de bambú. Pensé que se sentirían rasposos al caminar sobre ellos, pero la verdad estaban súper a gusto para andar descalzos, como pedían en el hotel. Los zapatos los dejábamos afuera, al pie de la escalera de acceso.
Por cierto que una de las primeras noches nos dieron un buen susto a las cuatro de la mañana: era algún día especial en el templo budista que está junto al hotel y despertaron a los monjes con diez minutos de tamborazos, espectáculo que se repitió a doce horas más tarde.
Con los chicos alemanes pasamos ratos muy agradables, como una tarde jugando pétanque, o la noche en que cocinamos pasta vegetariana que compartimos también con los empleados del hotel.
Lo último que les quiero compartir es el sonido de una mascota muy ruidosa que vivía en la madera debajo de nuestra habitación. Se trata de un Tokay Gecko:
Sonido del gecko
Este balconcito con vista al río y las dos camas de día era uno de nuestros ricnones favoritos para sentarnos a leer, hasta que huíamos del calor a nuestra terraza, donde sí había ventilador, jeje:
Durante las dos semanas y media que estuvimos hospedados en el hotel nos quedamos en tres habitaciones diferentes. El día que llegamos nos dieron un upgrade a la suite en la que normalmente se aloja el dueño del hotel cuando está en Laos. A pesar de que contaba con un comedor, refri y una cocineta, la habitación no nos gustó tanto porque era bastante oscura al estar en la planta baja.
Cuando extendimos nuestra estancia nos pasaron a la habitación estándar que habíamos reservado originalmente cuyo mayor atractivo era la terraza tachada al frente con vista hacia los jardines y el Mekong.
Cuando se fueron los chicos alemanes pedimos que nos cambiaran a la "honeymoon suite" que una de las parejas había ocupado, y que fue la que más nos gustó de las tres:
El piso de las habitaciones y las terrazas de la planta alta está cubiertos de tapetes de bambú. Pensé que se sentirían rasposos al caminar sobre ellos, pero la verdad estaban súper a gusto para andar descalzos, como pedían en el hotel. Los zapatos los dejábamos afuera, al pie de la escalera de acceso.
Por cierto que una de las primeras noches nos dieron un buen susto a las cuatro de la mañana: era algún día especial en el templo budista que está junto al hotel y despertaron a los monjes con diez minutos de tamborazos, espectáculo que se repitió a doce horas más tarde.
Con los chicos alemanes pasamos ratos muy agradables, como una tarde jugando pétanque, o la noche en que cocinamos pasta vegetariana que compartimos también con los empleados del hotel.
Lo último que les quiero compartir es el sonido de una mascota muy ruidosa que vivía en la madera debajo de nuestra habitación. Se trata de un Tokay Gecko:
Sonido del gecko
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