Uniformes escolares

No sé en qué momento pensé que usar uniforme escolar sería simple.  Recién desempacados en Hong Kong, en cuanto nos avisaron que Andrea y Santi también estaban inscritos en la YMCA, nos lanzamos a conseguirles sus uniformes.
En la escuela nos dieron la dirección de la sucursal que está en Central así que una tarde tomamos nuestro ferry hacia Hong Kong Island y caminamos desde el muelle hasta el negocio, escondido en un callejón. 
Esperamos nuestro turno, una señorita tomó medidas a los tres chicos y empezó a sacar blusas, faldas, shorts, calcetas y no sé cuánta ropa más. 
Lista en mano iba hacia la parte de atrás de la tienda, buscaba, preguntaba a sus compañeras y finalmente, en inglés quebrado nos explicó que no tenían todo lo que necesitábamos y que tendrías que ir a la tienda de Tsuen Wan (que se pronuncia más bien como Shin Wan).
Muy amable, nos entregó una hoja con la explicación de cómo llegar, en chino obviamente, y solamente nos dijo que era en la última estación de la línea roja.


Tomamos nuestro metro, algo nerviosos y con un ojo al reloj puesto que la otra sucursal cerraba a las siete y estábamos saliendo como al cuarto para las seis de Central.


Llegando a Tsuen Wan, seguimos por un buen rato los letreros que nos señalaban el camino hacia el conjunto habitacional donde está la tienda, hasta que desaparecieron. 
¿Qué hacer? Preguntamos a unas chicas pero, aunque hablaban inglés, no tenían ni idea, hasta que le preguntamos a una señora quien, muy amable, nos señaló el edificio que estábamos buscando. Caminando lo más rápido posible, atravesamos una enorme avenida y el conjunto habitacional, llegando a la tienda como 20 minutos antes de las siete.


Lo primero que vimos en la tienda y que nos dio mucha risa fueron playeras de las Chivas y de los Pumas colgadas de la pared, junto al jersey del Chícharito.


Pero no teníamos mucho tiempo.Nuevamente a sacar las listas, pedir lo que necesitábamos, dejar que les tomaran las medidas, revisar que no faltara nada y, al final, a hacer cuentas. Mientras una de las empleadas nos atendía, las otras comenzaron a preparar todo para cerrar la tienda, contando los ingresos del día, guardando la ropa, bajando la cortina de acero.


¡O sorpresa! No traíamos suficiente dinero, sólo acpetaban efectivo y, sin conocer la zona, no teníamos ni idea dónde estaba un cajero. La empleada de la tienda, paciente y amable, nos mandó a una tienda equivalente al OXXO, recordándonos que al comprar algo, se podía hacer un retiro en efectivo. 
Finalmente saldamos nuestras deudas y en cuanto salimos de la tienda, las empleadas apagaron las luces y cerraron todo con llave. 
¡Prueba superada!







Comments

Popular Posts