Un día en el museo II

En el Museo de Historia actualmente tienen una exhibición especial sobre la residencia de los zares rusos en San Petersburgo. 
Tsarskoye Selo es un complejo, o mejor dicho una pequeña ciudad, conformado por dos palacios, varios pabellones, áreas de parques, iglesias y hasta un liceo entre otras construcciones.
Ambos palacios fueron construidos durante el reinado de Catalina la Grande, en el S XVII, por lo que uno de ellos lleva su nombre, Catherine Palace, y el complejo fue la residencia de varios monarcas rusos, en especial de la dinastía Romanov. 

Les dejo dos enlaces, ambos en inglés, uno del museo de historia de Hong Kong:
hk.history.museum

y de la página oficial de Tsarskoye Selo:
Página de Tsarskoye Selo


Los chicos y yo fuimos una mañana de finales de diciembre y disfrutamos muchísimo de la exhibición. Lo que más nos gustó fue el carruaje que usaban para la coronación de los zares y los objetos personales como uniformes o vestidos de gala. También se nos hizo fascinante la galería que narraba la historia de la cámara de ámbar y cómo fue reconstruída.
Es más, nos gurstó tanto que Andrea y yo regresamos con Ulises unas semanas después.




Saliendo del museo, nos fuimos caminando hacia Harbour City, un centro comercial que se encuentra al otro extremo de TST, donde Andrea había quedado de verse con una amiga. 
Como la tarde estaba tan linda, los dos chicos y yo decidimos tomar el Star Ferry hacia Hong Kong Island y tomar el metro desde allá. Bajándonos del transbordador nos llevamos la sorpresa de ver que se había instalado una feria, de las de carrusel, martillo y otros juegos mecánicos a un lado de la nueva rueda de la fortuna que tenemos ahora en Hong Kong. Debatimos un momento si quedarnos o no, pero el precio de la entrada era elevado por lo que no valía la pena quedarse ese día, ya era demasiado tarde. Pero sí estuvimos un buen rato observando un juego mecánico que sólo de verlo me causaba náuseas: como pueden ver en la foto, se trata de un enorme brazo donde al final se encuentran los asientos para los valientes participantes. La cosa ésa gira y gira, da vueltas sobre sí mismo, deja a las personas de cabeza por instantes, y todo con los pies al aire, nada de estar dentro de una cabina o bien sentado con piso debajo de tus pies. Mis respetos por los valientes que se animaron.











Comments

  1. También pude asistir a la exhibición de los zares rusos en el Museo de historia de Hong Kong. Me pareció muy interesante, e igualmente el carruaje fue de lo más sorprendente que hubo. Saludos!

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