Paseo matutino

Una regardera como las de mi infancia.

He tratado de salir a caminar para hacer un poco de ejercicio -ya saben que a mí no se me da eso de correr o hacer aeróbicos o bailar zumba-, y hace algunos días aproveché que el resto de la familia seguía durmiendo a pierna suelta y me escapé temprano por la mañana.

Caminando por los alrededores de la casa encontré lugares y escenas que seguramente no se imaginan cuando piensan en Hong Kong.
Alrededor de los pueblos en las afueras de Tung Chung todavía sobreviven algunos huertos pequeños, muchos de ellos atendidos cariñosamente por gente mayor. Entre las plantas que reconozco descubrí zanahorias, lechugas, jengibre, taro (un tipo de tubérculo con carne ligeramente morada), jitomates...

 Algo en lo que no me había fijado antes es que en muchos lugares había pequeñas ofrendas de mandarinas e incienso junto a las entradas a los pueblos, bajo uno que otro banyan tree, junto a los huertos...

Regresé a casa contenta y animada de haber podido disfrutar del aire fresco de la mañana y de todos esos pequeñas detalles de la vida cotidiana que pude observar durante mi caminata.