Caminata al Buda Gigante
Caminamos y caminamos hasta que mi mamá y mi papá se cansaron. Nos sentamos y comimos mandarinas. Luego seguimos caminando hasta llegar a unos helechos.
helechos
Parecian pedazos de metal enroscados. Despues de un rato estabamos tan cansados por el calor que hacia que mi mamá y Andrea se acostaron en el piso.
La primera parte el sendero era de tierra con escalones de piedra y después de pasar el monasterio de Tei Tong Tsai donde se estaba llevando a cabo un retiro de silencio comenzó a ser de cemento. Por un momento nos sentimos en St. Antoine porque se respiraba el mismo ambiente de paz interrumpido solamente por algunas campanadas.
Llegando a la zona del Buda gigante fuimos a comer al
monasterio de Po Lin para descansar y volver a tomar fuerza. Unos deliciosos rollitos primavera, unos fideos fritos con verduras y unos misteriosos postres (¡uno con frijoles para no fallar!) nos dieron energía suficiente para subir hasta la estatua del Buda.
Saliendo de la zona del monasterio nos topamos con NgongPing 360 que parece el pueblo chino de Epcot, todo es nuevecito y artificial, con Starbucks y Subway y tiendas de recuerdos. Fue mucho más bonito llegar desde el sendero a la parte antigua, pasar primero por el monasterio y el Buda y toparnos con esa zona al final.
De bajada tomamos el teleférico hacia Tung Chung; la vista es impresionante y se alcanza a ver muy bien todo el aeropuerto y la zona residencial. EL recorrido dura unos veinte minutos y cuando llegamos a Tung Chung, para cerrar con broche de oro los chicos decidieron ir a la biblioteca mientras Ulises y yo nos tomamos un cafecito en el Pacific Coffee Company.
Al día siguiente a todos nos dolían las piernas, pero bien valió la pena el esfuerzo.
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