Otra caminata
La semana del 16 al 21 de enero tuvimos tres días espectaculares: soleados, con una ligera brisa, temperatura máxima sobre 21 grados... ¡Perfectos para estar al aire libre y hacer aquella caminata que tanto nos han recomendado!
El único día que Ulises tuvo libre, a media mañana partimos dirección playa para seguir la costa hasta donde termina la arena y comienza el sendero que cruza las montañas hacia Discovery Bay.
Subimos y subimos escaleras tomándonos nuestro tiempo, parando de vez en cuando para admirar la vista y tomar fotos de Silvermine Bay, la bahía en la que se encuentra Mui Wo.
En el camino nos topamos con tres ingleses que venían en sentido inverso; los dos señores platicando alegremente mientras que algunos pasos atrás, abanicándose con su gorra, venía la esposa de alguno de ellos, siguiendo a los dos hombres con una expresión de disgusto pintada en el rostro. Seguramente hubiera prefrido quedarse en algún café a la orilla del mar, disfrutando un latte descafeinado con leche de soya mientras se concentraba en el South China Morning Post y la brisa le agitaba el pelo teñido de rubio.
Nos faltaba poco para llegar al final de las escaleras y con él a la parte más alta de la montaña cuando nos pasó una chica que subía las escaleras al ritmo de uno-dos, uno-dos, disfrutando de poder hacer el ejercicio del día al aire libre y no encerrada en el gimnasio. Al poco rato, cuando nosotros seguíamos subiendo, ella ya venía de regreso, sonriente y satisfecha con su esfuerzo.
Desde la cima de las montañas que separan a Mui Wo de Discovery Bay se tiene una vista increíble; hacia la derecha la bahía que dejamos atrás, frente a nosotros la isla de Peng Chau y un poco más adelante Disneyland y DB.
Comenzamos nuestro descenso hacia el monasterio trapense cuyo techo y cruz se podían distinguir desde las alturas. Llegando a ese remanso de paz, nos sentamos en el jardín que rodea la estatua de la Virgen de Fátima a disfrutar los árboles y flores de ese oasis de tranquilidad.
La mayor parte del monasterio está cerrada a visitantes, los monjes guardan un silencio estricto por lo que aparte del jardín solamente se puede entrar a la capilla, sorprendente por su sencillez.
El último trecho es sencillo, nuevamente sigues la costa pasando por algunos caseríos hasta llegar al muelle donde das vuelta a la izquierda y regresas a la civilización.
Con tanto caminar, obviamente nos dio hambre así que llegando a la plaza comercial de DB nos sentamos en un restaurante al lado del mar, pedimos una refrescante cerveza , un pan pita con carne de res y un sandwich caliente de jamón y queso.
Para terminar, entramos un momento a Dymock´s (una librería australiana con sucursales por todo HK), luego pasamos a McDonald´s por un capuccino y finalmente tomamos el pequeño ferry que une DB con Mui Wo. En veinte minutos rodeamos la península y las montañas que nos tomaron casi tres horas para cruzar.
Y como último, para no faltar:
¡Laaas foootooosssss!!!
El único día que Ulises tuvo libre, a media mañana partimos dirección playa para seguir la costa hasta donde termina la arena y comienza el sendero que cruza las montañas hacia Discovery Bay.
Subimos y subimos escaleras tomándonos nuestro tiempo, parando de vez en cuando para admirar la vista y tomar fotos de Silvermine Bay, la bahía en la que se encuentra Mui Wo.
En el camino nos topamos con tres ingleses que venían en sentido inverso; los dos señores platicando alegremente mientras que algunos pasos atrás, abanicándose con su gorra, venía la esposa de alguno de ellos, siguiendo a los dos hombres con una expresión de disgusto pintada en el rostro. Seguramente hubiera prefrido quedarse en algún café a la orilla del mar, disfrutando un latte descafeinado con leche de soya mientras se concentraba en el South China Morning Post y la brisa le agitaba el pelo teñido de rubio.
Nos faltaba poco para llegar al final de las escaleras y con él a la parte más alta de la montaña cuando nos pasó una chica que subía las escaleras al ritmo de uno-dos, uno-dos, disfrutando de poder hacer el ejercicio del día al aire libre y no encerrada en el gimnasio. Al poco rato, cuando nosotros seguíamos subiendo, ella ya venía de regreso, sonriente y satisfecha con su esfuerzo.
Desde la cima de las montañas que separan a Mui Wo de Discovery Bay se tiene una vista increíble; hacia la derecha la bahía que dejamos atrás, frente a nosotros la isla de Peng Chau y un poco más adelante Disneyland y DB.
Comenzamos nuestro descenso hacia el monasterio trapense cuyo techo y cruz se podían distinguir desde las alturas. Llegando a ese remanso de paz, nos sentamos en el jardín que rodea la estatua de la Virgen de Fátima a disfrutar los árboles y flores de ese oasis de tranquilidad.
La mayor parte del monasterio está cerrada a visitantes, los monjes guardan un silencio estricto por lo que aparte del jardín solamente se puede entrar a la capilla, sorprendente por su sencillez.
El último trecho es sencillo, nuevamente sigues la costa pasando por algunos caseríos hasta llegar al muelle donde das vuelta a la izquierda y regresas a la civilización.
Con tanto caminar, obviamente nos dio hambre así que llegando a la plaza comercial de DB nos sentamos en un restaurante al lado del mar, pedimos una refrescante cerveza , un pan pita con carne de res y un sandwich caliente de jamón y queso.
Para terminar, entramos un momento a Dymock´s (una librería australiana con sucursales por todo HK), luego pasamos a McDonald´s por un capuccino y finalmente tomamos el pequeño ferry que une DB con Mui Wo. En veinte minutos rodeamos la península y las montañas que nos tomaron casi tres horas para cruzar.
Y como último, para no faltar:
¡Laaas foootooosssss!!!
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