Caminata en Sai Kung
El día primero de octubre es el día nacional de China -equivalente a nuestro 16 de septiembre. Allá en Mainland China, como le llaman los de Hong Kong, creo que les dan casi toda la semana libre, incluso la llaman Golden Week. Pero por acá solamente dan el mero día, lo que
aprovechamos para ir de caminata en la zona de Sai Kung por sugerencia de la familia Bezanilla.
Para llegar, primero tomamos el metro hasta la estación de Lok Fu (en la línea verde, es decir, que transbordamos dos veces para llegar ahí) y después tomamos un camión hacia Sai Kung. Nos bajamos un poco antes de llegar a la zona del muelle, en el Lions Nature Education Centre y, aunque vimos cosas muy interesantes, no recorrimos todo el parque para poder ir a caminar. Lo que encontramos en el parque fueron plantas de ocra, chiles morados, berenjenas, ajonjolí, arroz, uva, ejote, chayote... ¡hasta zacate! Por ahí los chicos se toparon con un estanque con tortugas y también un pequeño jardín con hierbas medicinales chinas. Me dan ganas de regresar, lástima que nos quede tan lejos.
Después de un rato de explorar fuimos hasta el fondo del parque empezamos a caminar, subimos cerros, bajamos cerros, nos paseamos entre la vegetación tropical, admiramos las vista, hasta que llegamos a un pequeño poblado llamado Ma Nam Wat Village. Para regresar a la civilización solamente había dos opciones: desandar el camino hecho o esperar a que pasara el barco. Lo bueno es que una vecina del pueblito se apiadó de nosotros y llamó, avisando que había pasajeros para el sampán.
En lo que llegaba el barquito, los chicos se entretuvieron jugando una casacrita y luego obsrvando una aguamala que trataba de comerse un cangrejito colgado del muelle. ¿O era el congerjo el que trataba de comerse a la medusa? Total, en un ratito llegó el sampan, nos atravesó la bahía y nos dejó a un ladito de la calle principal, donde tomamos un camión hacia el centro de Sai Kung. Hacía hambre y el restaurante no nos defraudó: comimos delicioso. Y como buen restaurante de mariscos chinos tenía las peceras llenas de almejas de todos tipos, mejillones, langostas, cangrejos de todos tamaños, pececitos y pecesotes (¡Ah caray!,¿estará bien escrito? Ahí se los dejo de tarea).
A la casa llegamos contentos de haber convivido con nuestros amigos, satisfechos con el paseo y cansados de la caminata. Seguro que se va a repetir otra salida de estas con nuestros amigos.
Muchas fotos en Face =)
aprovechamos para ir de caminata en la zona de Sai Kung por sugerencia de la familia Bezanilla.
Para llegar, primero tomamos el metro hasta la estación de Lok Fu (en la línea verde, es decir, que transbordamos dos veces para llegar ahí) y después tomamos un camión hacia Sai Kung. Nos bajamos un poco antes de llegar a la zona del muelle, en el Lions Nature Education Centre y, aunque vimos cosas muy interesantes, no recorrimos todo el parque para poder ir a caminar. Lo que encontramos en el parque fueron plantas de ocra, chiles morados, berenjenas, ajonjolí, arroz, uva, ejote, chayote... ¡hasta zacate! Por ahí los chicos se toparon con un estanque con tortugas y también un pequeño jardín con hierbas medicinales chinas. Me dan ganas de regresar, lástima que nos quede tan lejos.
Después de un rato de explorar fuimos hasta el fondo del parque empezamos a caminar, subimos cerros, bajamos cerros, nos paseamos entre la vegetación tropical, admiramos las vista, hasta que llegamos a un pequeño poblado llamado Ma Nam Wat Village. Para regresar a la civilización solamente había dos opciones: desandar el camino hecho o esperar a que pasara el barco. Lo bueno es que una vecina del pueblito se apiadó de nosotros y llamó, avisando que había pasajeros para el sampán.
En lo que llegaba el barquito, los chicos se entretuvieron jugando una casacrita y luego obsrvando una aguamala que trataba de comerse un cangrejito colgado del muelle. ¿O era el congerjo el que trataba de comerse a la medusa? Total, en un ratito llegó el sampan, nos atravesó la bahía y nos dejó a un ladito de la calle principal, donde tomamos un camión hacia el centro de Sai Kung. Hacía hambre y el restaurante no nos defraudó: comimos delicioso. Y como buen restaurante de mariscos chinos tenía las peceras llenas de almejas de todos tipos, mejillones, langostas, cangrejos de todos tamaños, pececitos y pecesotes (¡Ah caray!,¿estará bien escrito? Ahí se los dejo de tarea).
A la casa llegamos contentos de haber convivido con nuestros amigos, satisfechos con el paseo y cansados de la caminata. Seguro que se va a repetir otra salida de estas con nuestros amigos.
Muchas fotos en Face =)
Sai Kung es un lugar muy pintoresco! Hace poco fui al centro y me llamó mucho la atención cómo están los pescadores en las lanchas vendiendo el producto de su trabajo. Espero pasear tmb en el Lions Nature Ed Centre que ahí no he ido.
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