Proyectos

Como dice mi marido, no me sé estar quieta así que aparte de las clases en la escuela, los tutoriales privados y la casa, cuando no tengo nada que hacer me entretengo ocupando mis manos ya sea tejiendo o cosiendo algo.

Uno de mis proyectos en el último trimestre del año fue colocar forros a las cortinas de las recámaras de los chavos. Los vecinos instalaron unos reflectores para iluminar el patio que está atrás de la casa y cuando los prenden parece que es de día. Claro que las cortinas que teníamos ya no oscurecían lo suficiente y en ocasiones los vecinos dejan las luces prendidas tooda la noche, con todo y que ya se fueron a dormir.

Para conseguir el material necesario, me lancé un día al barrio de Sham Shui Po en busca de la calle donde venden telas. Recuerdo que al poco tiempo de haber llegado a Hong Kong fui con Dorothy, pero la verdad no me acordaba muy bien exactamente dónde habíamos encontrado telas aquella vez. Después de algunas vueltas donde pasé por calles con tiendas especializadas en listones de todo tipo, botones, hebillas metálicas para cinturones y bolsas o productos de talabartería dí con la tan anhelada "avenida de las telas". 



Como pueden ver en la imagen, aparte de los locales establecidos, algunos marchantes no tienen local fijo sino que ofrecen su mercancía en puestos semifijos hechos de lámina y cubiertos con lonas de plástico, instalados a un lado de la calle. 
Folclórico e interesante, pero no muy práctico en mi opinión porque los rollos de telas están amontonados unos sobre otros sin orden lógico para mi mente occidental, que quiere clasificarlas como en "La Parisina". Por lo mismo, cuesta mucho trabajo darse una idea del aspecto y caída de la tela, a menos que pida uno que se la muestren, obviamente reforzando el inglés con señas y gestos.

Otro aspecto importante para recordar es que en Hong Kong, a pesar de que usan el sistema métrico para todo lo demás, las telas se venden por yarda. Así que a sacar calculadora y convertir los metros requeridos en yardas, rezando por haberlo hecho correctamente y no estarse llevando suficiente tela como para forrar un salón de eventos en vez de tres ventanas. Y, además, que la tela realmente tenga 1.40m de ancho para no tener que hacer mas que el dobladillo de la parte superior e inferior.

A fin de cuentas cosí los dobladillos a mano; aunque acá en Yat Tung hay una costurera que me ha hecho arreglos pequeños, su inglés se limita a "Ok" y "tomorrow", significando alguna fecha indefinida en el futuro, pero definitivamente no el día siguiente.

Regresando rápidamente a Sham Shui Po: hay una o dos calles donde las tiendas de tela tienen los muestrarios sobre la banqueta. Resulta que son las tiendas de mayoreo, que venden tela por rollo de cuarenta, cincuenta o no sé cuántos metros.














Una vez terminados los forros, fui a Fa Yuen Street, en Mong Kok, a buscar estambre para tejer un cobija para Andrea. El año pasado ya había yo tejido una cobija multicolor para Ana Paula, y buscándole un nombre que expresara un poco más de lo que mandábamos desde Hong Kong hasta Ginebra, la rebautizamos como un "abrazo portátil". Claro, ya tengo lista de espera para los otros tres chamacos, con Nico el más impaciente de todos, jeje. Bueno, en mis ratos de ocio me siento y tejo, relajando el cuerpo y dejando que la mente divague.

A la izquierda el "abrazo portátil" de Ana Pau, a la derecha el de Andrea, todavía en proceso.

Comments

  1. Que ocupada has estado! Lo mejor es que te relaja y que además ya sabes cómo llegar a la calle de las telas. Saludos!

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