Oktoberfest en el hipódromo

A finales de Octubre, los tres chicos se fueron de campamento con la escuela; solamente se fueron tres días, los que nosotros aprovechamos para salir a pasear un poco más en Hong Kong.

Uno de los días fuimos a Cheung Chau, una isla que nos gusta mucho. Cuando vivíamos en Mui W nos era mucho más fácil visitar, ya que solamente había que ir al muelle en bcici para abordar el ferry. Ahora primero tenemos que tomar el autobús hasta Mui Wo, lo que agrega 30 minutos al recorrido, por lo que ya no hemos ido tan seguido.

Como nos tomamos lamañanita con calma, lo primero que hicimos fue ir a comer ¡delicioso! Pedimos mejillones y algo que se llaman razor clams, y los acompañamos de arroz al vapor. De postre compramos unos panquecitos en una pequeña panadería y nos los fuimos comiendo camino al centro de retiro que los Padres Jesuitas tienen en la isla.

La ubicación es preciosa: en la parte más alta, con una vista increíble sobre la isla y el mar (¿alguien sabe cuál es el nombre oficial de South China Sea en español?), pero lo más impactante es la paz y serenidad que se respiran en todo rincón de la casa y el jardín. 

Los jesuitas organizan los ejercicios espirituales divididos en varios fines de semana, pero solamente los dan en cantonés. Para los demás, como nosotros, ofrecen retiros personales de uno o dos días en inglés, acompañados por un sacerdote, algo que se nos antoja mucho a Ulises y a mí. Nos hemos dado cuenta que es necesario salirse de vez en cuando de la rutina diaria para volver a centrarse en lo importante.

Cuando nos dimos cuenta, se nos había ido el ferry a Mui Wo por lo que cambiamos de planes: tomamos el ferry hacia Central y luego nos fuimos al hipódromo de Happy Valley a las carreras de caballos. Era el último miércoles bajo el tema del Oktoberfest y estába llenísimo. Nos dimos una buena divertida viendo a los caballos y a la gente y comiendo salchichas con Sauerkraut acompañadas de una cerveza.

Esa noche conocimos a un mexicano ¡en la fila del taxi! Cuando llegamos a Tung Chung no había libres en el sitio y en lo que esperábamos a que llegara uno, Ulises y yo nos pusimos a platicar de lo que habíamos hecho durante el día. En el sitio estaba parada otra pareja y de repente el señor se volteó y nos preguntó en español:
- ¿De dónde son?
Resulta que Eduardo también es mexicano aunque lleva muchos años fuera de México. Primero vivió en Bélgica, donde conoció a su esposa; luego estuvieron en República Dominicana y ahora viven en Hong Kong, rentando una casa en Tong Fuk, otro pueblo en la costa sur de Lantau. Igual que con la mayoría de los expatriados, su trabajo es el que los ha llevado a vivir por acá y por allá.

Total que acabamos compartiendo el taxi e intercambiando números de teléfono. A la semana siguiente, Eduardo se incorporó al grupo de mexicanos que se reunen a cenar una vez por mes.

¿Pictures, anyone?


Comments

  1. Ulises me platicó la historia de cómo conocieron a Eduardo! Cuando uno está tan lejos con el simple hecho de hablar español se forjan amistades.

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