Boda china

 








El primer viernes de junio por fin se hizo realidad algo que se me antojaba desde que llegué a Hong Kong y comencé a investigar un poco sobre las costumbres locales: asistir a una boda china. Un compañero del trabajo de Ulises nos invitó a su boda. Bueno, nos es un decir porque cuando dijo: "I want to invite you to my wedding" no sabíamos si ese you era singular o plural, por lo que Ulises preguntó si yo también podía ir, a lo que Stanley contestó que sí.

Muy puntuales, haciéndole caso a la invitación, a las cinco de la tarde estábamos en el salón de banquetes para llevarnos la sorpresa de que no había llegado nadie todavía.

Como la boda fue en un hotel, en lo que esperábamos a que se hiciera más tarde nos fuimos a tomar una cerveza al bar. Ya hacia las siete de la noche subimos nuevamente al salón de banquetes,donde iban llegando los demás invitados.
A la entrada del salón tenían habilitada una pequeña zona para el coctel: había jugo de uva con agua mineral, jugo de naranja, y prosecco para beber, y también una barra de dulces y pasteles. 
¡Ah, se me olvidaba! Cuando llegamos, primero pasamos a una mesa donde avisamos que ya habíamos llegado y nos dijeron en qué mesa estábamos sentados. Ahí también es donde se entrega el regalo; la costumbre es dar un sobre color  rojo con dinero, y entre más cercana la amistad o la relación familiar, mayor debe ser la cantidad que se pone en el sobre.

Algo muy típico también es que los novios mandan hacer un estudio fotográfico en algún lugar atractivo, ya sea en Hong Kong, Macau o hasta París. Aquí pasaban las fotografías en dos pantallas montadas en la zona del coctel, además de que en una mesa podías admirar las imágenes convertidas
en un enorme libro.

Este tiempo antes de la cena se aprovecha para que los invitados se tomen fotos con los novios, y también nosotros pasamos a que nos retrataran. A media cena pasó el fotógrafo para darnos una copia de la foto.

Fue muy interesante observar a los invitados que llegaban: unos muy arreglados, otros  simplemente con traje e incluso con ropa casual como pantalones de mezclilla y tenis.

Pasadas las ocho de la noche, poco a poco los invitados fuimos ocupando nuestros lugares asignados. A nosotros obviamente nos tocó con compañeros del trabajo de Ulises, siendo yo la única mujer sentada en la mesa. En la mesa de junto la situación estaba invertida; puras chicas y solamente dos muchachos.

Para comenzar la cena, entraron los novios y desfilaron por el salón, ella ya con un vestido diferente al que traía puesto para la sesión de fotos con sus invitados.

Antes de cenar, pasaron un video con imágenes de los novios desde pequeños hasta el momento actual.

En mi siguiente entrada al blog les platicaré de todo lo que nos sirvieron para cenar y cómo transcurrió el resto de la velada.




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