Cajas y caos
No nos duró mucho el gusto del reacomodo de la casa del que les platiqué a principios de año, pero en cambio ahora nos toca la aventura de decorar una casa totalmente diferente.
A principios de abril se vencía nuestro contrato de renta y algunas semanas antes estuvimos dándole vueltas a la idea si sería bueno cambiarnos a otra casa. Por un lado, nuestra segunda hija terminaba la prepa en junio y se iba a la universidad y, por otro, desde que llegamos a Hong Kong le traíamos ganas a vivir en la planta alta de una casa para tener una maravillosa azotea. Han de saber que los village houses tienen adaptadas las azoteas como una enorme terraza que son maravillosas para reuniones con amigos o simplemente para tomar el fresco por las noches.
En ese momento no encontramos nada que nos gustara en nuestro pueblo, lo que era una condición importante porque estamos muy a gusto con la ubicación. Nos tardamos cinco minutos caminando para llegar a la escuela y en sólo 20 minutos con transporte público estamos en el aeropuerto, así que decidimos renovar nuestro contrato.
A las pocas semanas de la firma nos llevamos la sorpresa de que habían rentado el departamento encima de nosotros a un pastor evangélico, quien lo utiliza para las reuniones de su ¿iglesia? (lo pongo entre signos de interrogación porque mi vecina Dahn me pasó una información acerca de la Iglesia Ni Cristo y está clasificada como secta).
Jueves, sábados y domingos llegan muchísimas mujeres filipinas, algunos niños y jóvenes, además de uno que otro señor, suben al segundo piso y comienzan a cantar y cantar, intercalando los cantos con los sermones, que a mí más bien me suenan a arenga política.
En fin, no nos fallaba el despertador, en especial los domingos tempranito, de muchos pares de tacones subiendo por la escalera recubierta de loseta como obertura para los "aleluyas".
Sabiendo eso, a principios de junio un vecino nos avisó que los dueños un departamento en un segundo piso habían decidido rentarlo pero que se necesitaba firmar el contrato inmediatamente.
Después de darle dos vueltas al departamento, analizar los pros y los contras y soportar otra ronda de cantos y discursos decidimos la mudanza. El departamento está recién construido, cuando firmamos el contrato incluso faltaban los aires acondicionados, la estufa, los calentadores de agua y otros detallitos.
En lo que llegaba la fecha de la mudanza fueron varias semanas de revisar lo que nos queríamos quedar, sobre todo porque no cabían todos los muebles. En especial a mi mesa del comedor (1.50m x1.50m) y mi maravillosa estufa con horno tuvimos que buscarles otro dueño .
Llevamos ya cuatro años en Hong Kong y ésta es la tercer casa en la que vivimos. Si hay algo que se aprendr estando fuera es a desprenderse, a no sentir apego por las cosas, las casas, incuso por la gente porque hay quienes estaremos más tiempo y quienes sólo están aquí por dos o tres años antes de continuar hacia otro lado.
Pero ya fue mucho escribir. Les dejo fotos del proceso de pasar del caos al ¿orden?
A principios de abril se vencía nuestro contrato de renta y algunas semanas antes estuvimos dándole vueltas a la idea si sería bueno cambiarnos a otra casa. Por un lado, nuestra segunda hija terminaba la prepa en junio y se iba a la universidad y, por otro, desde que llegamos a Hong Kong le traíamos ganas a vivir en la planta alta de una casa para tener una maravillosa azotea. Han de saber que los village houses tienen adaptadas las azoteas como una enorme terraza que son maravillosas para reuniones con amigos o simplemente para tomar el fresco por las noches.
En ese momento no encontramos nada que nos gustara en nuestro pueblo, lo que era una condición importante porque estamos muy a gusto con la ubicación. Nos tardamos cinco minutos caminando para llegar a la escuela y en sólo 20 minutos con transporte público estamos en el aeropuerto, así que decidimos renovar nuestro contrato.
A las pocas semanas de la firma nos llevamos la sorpresa de que habían rentado el departamento encima de nosotros a un pastor evangélico, quien lo utiliza para las reuniones de su ¿iglesia? (lo pongo entre signos de interrogación porque mi vecina Dahn me pasó una información acerca de la Iglesia Ni Cristo y está clasificada como secta).
Jueves, sábados y domingos llegan muchísimas mujeres filipinas, algunos niños y jóvenes, además de uno que otro señor, suben al segundo piso y comienzan a cantar y cantar, intercalando los cantos con los sermones, que a mí más bien me suenan a arenga política.
Sala-comedor del depa nuevo con balcón al fondo. |
En fin, no nos fallaba el despertador, en especial los domingos tempranito, de muchos pares de tacones subiendo por la escalera recubierta de loseta como obertura para los "aleluyas".
Sabiendo eso, a principios de junio un vecino nos avisó que los dueños un departamento en un segundo piso habían decidido rentarlo pero que se necesitaba firmar el contrato inmediatamente.
La sala-comedor desde otro ángulo. |
Después de darle dos vueltas al departamento, analizar los pros y los contras y soportar otra ronda de cantos y discursos decidimos la mudanza. El departamento está recién construido, cuando firmamos el contrato incluso faltaban los aires acondicionados, la estufa, los calentadores de agua y otros detallitos.
La vista desde el balcón. |
Llevamos ya cuatro años en Hong Kong y ésta es la tercer casa en la que vivimos. Si hay algo que se aprendr estando fuera es a desprenderse, a no sentir apego por las cosas, las casas, incuso por la gente porque hay quienes estaremos más tiempo y quienes sólo están aquí por dos o tres años antes de continuar hacia otro lado.
Pero ya fue mucho escribir. Les dejo fotos del proceso de pasar del caos al ¿orden?
Empieza el caos. Por cierto, las cajas verdes y azules contienen libros (el coco de todas mis mudanzas, jeje) |
La hora del Cha siu faan. |
¿Cocinar aquí? Mejor algo rápido del mercado. |
La sala |
Siguiente paso: conseguir plantitas para el balcón. |
Solción temporal: dos mesas plegables. |
Cada vez menos cajas -aunque todavía no me he podido deshacer de todas. |
Ahora sí: ¿qué gustan? ¿Huevitos rancheros? ¿Tinga? |
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