Charlie Brown Café
Foto dedicda especialmente a mi esposo y mi hermano. |
Me imagino que de noche se podrá distinguir mejor, jeje. |
La primera vez que desayuné en el Charlie Brown Café fue con mi amiga Marissa, una fría mañana de febrero. De vez en cuando nos vemos para un café o un desayuno y compartimos las aventuras y pesares de vivir tan lejos de nuestras familias y de tener hijos adolescentes. Bueno, yo le llevo un poco de ventaja porque a Ana Pau ya la cuento como adulto joven. Me cuesta un poco de trabajo escribirlo, me hace sentir vieja, jeje. ¿A qué hora pasó el tiempo?
Quiero aprovechar el tema para decir que estoy muy orgullosa de cómo mis dos hermosuras han logrado la transición de ser hijas de familia a irse a estudiar lejos de nosotros, con todos los retos y oportunidades que esto representa, y sabiendo balancear la independencia con mantener el contacto y la cercanía con nosotros.
Pero regresemos al Charlie Brown Café: cuando estuvo de visita Andrea, decidimos ir a desayunar ahí y tener un rato para platicar los tres mientras los chicos estaban en la escuela. De todos modos teníamos que ir a TST a resolver unos pendientes, así que valía la pena la excursión. Los desayunos del lugear en realidad están promedio, lo que he pedido en ambas ocasiones son los huevos Benedict acompañados de un café, una vez adornado con un Woodstock y una vez con una silueta de Snoopy. En ambas ocasiones lo mejor ha sido la compañía y las buenas pláticas que hemos tenido.
Disfrtando a la futura partera. |
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