Retomando...
Hace casi exactamente un año que escribí por última vez en el blog.
Podría escudarme en la excusa que las clases en la escuela no me dejaban tiempo, que trabajar casi a tiempo completo y llevar la casa y estar al pendiente de la familia llenaban mis días...
Pero, aunque influyeron, hubo otra razón. Una larga plática que tuve con una amiga cuando le llamé para ponernos al día y ver cuándo podríamos vernos cuando estuviera yo en México. Me dijo: "No sé cómo compartirte esto, a ti que tienes la vida perfecta..."
Me dejó muy pensativa. ¿Era esa la imagen que daba a través de mis escritos?
Porque esta familia es tan común como cualquier otra. También
- tenemos desacuerdos, discusiones...
- hablamos sin escucharnos...
- escuchamos para rebatir, argumentar, convencer, demostrar que nosotros estamos
bien y el otro es el que está mal...
- exigimos, juzgamos, proyectamos, nos enojamos...
- a veces azotamos puertas, literales o figuradas, cerrando nuestros corazones;
creamos un ambiente denso e incómodo, donde la paz brilla por su ausencia...
- dejamos que la ira guíe nuestras palabras y nuestras acciones...
Al mismo tiempo, conscientemente, he tratado de llevar un registro de los buenos momentos, de las aventuras, de los momentos hermosos, de aquello que nos llena el corazón, para que podamos regresar y recordar en los momenos más oscuros.
No sé por qué, pero parece que es mucho más fácil recordar y recrear las experiencias y sentimientos negativos, y por eso quiero tener las imágenes, las experiencias, los sentimientos hermosos guardados con mis palabras. Y también compartirlos con mi familia y amigos. Bastantes malas noticias hay cada día en los periódicos y los noticieros.
Pero no se engañen: hay tanta oscuridad como luz en este diario convivir de seis personas únicas e irrepetibles, con deseos, necesidades y sueños únicos e irrepetibles.
Podría escudarme en la excusa que las clases en la escuela no me dejaban tiempo, que trabajar casi a tiempo completo y llevar la casa y estar al pendiente de la familia llenaban mis días...
Pero, aunque influyeron, hubo otra razón. Una larga plática que tuve con una amiga cuando le llamé para ponernos al día y ver cuándo podríamos vernos cuando estuviera yo en México. Me dijo: "No sé cómo compartirte esto, a ti que tienes la vida perfecta..."
Me dejó muy pensativa. ¿Era esa la imagen que daba a través de mis escritos?
Porque esta familia es tan común como cualquier otra. También
- tenemos desacuerdos, discusiones...
- hablamos sin escucharnos...
- escuchamos para rebatir, argumentar, convencer, demostrar que nosotros estamos
bien y el otro es el que está mal...
- exigimos, juzgamos, proyectamos, nos enojamos...
- a veces azotamos puertas, literales o figuradas, cerrando nuestros corazones;
creamos un ambiente denso e incómodo, donde la paz brilla por su ausencia...
- dejamos que la ira guíe nuestras palabras y nuestras acciones...
Al mismo tiempo, conscientemente, he tratado de llevar un registro de los buenos momentos, de las aventuras, de los momentos hermosos, de aquello que nos llena el corazón, para que podamos regresar y recordar en los momenos más oscuros.
No sé por qué, pero parece que es mucho más fácil recordar y recrear las experiencias y sentimientos negativos, y por eso quiero tener las imágenes, las experiencias, los sentimientos hermosos guardados con mis palabras. Y también compartirlos con mi familia y amigos. Bastantes malas noticias hay cada día en los periódicos y los noticieros.
Pero no se engañen: hay tanta oscuridad como luz en este diario convivir de seis personas únicas e irrepetibles, con deseos, necesidades y sueños únicos e irrepetibles.
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