Día de lluvia
Hoy el día amaneció gris y frío, y desde hace unas dos horas comenzó a llover. En teoría un día ideal para escribir en el blog porque obliga a quedarse en casa.
Pero en vez de la inspiración ha llegado la melancolía. La casa ha estado demasiado callada los últimos días con Nico en la escuela y Ulises de vuelo; extraño la presencia de mis chavos, su caos, sus pláticas, sus abrazos... Un poco como se puede ver en la siguiente tira:
Tengo nostalgia de mis hijos cuando eran pequeños, de sus manitas que me tomaban de la mano cuando caminábamos...
Nostalgia de las pláticas nocturnas acostados en la cama con las luces apagadas...
Nostalgia de unos brazitos aferrados de mi piernas...
Nostalgia de sus risas, sus loqueras, ¡hasta de su peleas y discusiones!...
Nostalgia de despertar con un chiquillo o chiquilla acurrucado junto a mí porque le dio miedo la oscuridad o tuvo una pesadilla...
Nostalgia de cuando para reunirnos los seis bastaba con llamar ¡A la mesa!...
Nostalgia de Carmen que acompañó en los momentos fáciles y en los difíciles, amando incondicionalmente a los chicos...
Nostalgia de un perro menso, menso con alma de Houdini...
Nostalgia de los viernes cuando los chicos invitaban a sus amigos o iban a sus casas a jugar...
Nostalgia de poder tomar el coche e ir a ver a los abuelos, los tíos, los primos..
Nostalgia de una sobremesa con mis papás y hermanos recordando tiempos aún más lejanos...
Nostalgia de mis amigas, de los desayunos y los cafecitos en los que compartíamos nuestras aventuras y preocupaciones como madres...
Nostalgia de tacos y tortas y enchiladas y mole y sopes y tortillas hechas a mano, de conchas y orejas y garibaldis...
Nostalgia de la tienda de la esquina con sus paletas heladas, sus Gansitos y Pingüinos, y del local de los tamales...
Nostalgia de las tormentas con truenos que retumban contra los cristales y lluvias torrenciales típicas del verano en Cuernavaca...
En fin, nostalgia de un tiempo que ya sólo vive en la memoria, y que al mismo tiempo me da fuerza para estar lejos de mi país y mi familia de origen, para disfrutar cómo crecen mis hijos aunque signifique que vuelen lejos, para voltear hacia adelante con el corazón lleno.
Pero en vez de la inspiración ha llegado la melancolía. La casa ha estado demasiado callada los últimos días con Nico en la escuela y Ulises de vuelo; extraño la presencia de mis chavos, su caos, sus pláticas, sus abrazos... Un poco como se puede ver en la siguiente tira:
Tengo nostalgia de mis hijos cuando eran pequeños, de sus manitas que me tomaban de la mano cuando caminábamos...
Nostalgia de las pláticas nocturnas acostados en la cama con las luces apagadas...
Nostalgia de unos brazitos aferrados de mi piernas...
Nostalgia de sus risas, sus loqueras, ¡hasta de su peleas y discusiones!...
Nostalgia de despertar con un chiquillo o chiquilla acurrucado junto a mí porque le dio miedo la oscuridad o tuvo una pesadilla...
Nostalgia de cuando para reunirnos los seis bastaba con llamar ¡A la mesa!...
Nostalgia de Carmen que acompañó en los momentos fáciles y en los difíciles, amando incondicionalmente a los chicos...
Nostalgia de un perro menso, menso con alma de Houdini...
Nostalgia de los viernes cuando los chicos invitaban a sus amigos o iban a sus casas a jugar...
Nostalgia de poder tomar el coche e ir a ver a los abuelos, los tíos, los primos..
Nostalgia de una sobremesa con mis papás y hermanos recordando tiempos aún más lejanos...
Nostalgia de mis amigas, de los desayunos y los cafecitos en los que compartíamos nuestras aventuras y preocupaciones como madres...
Nostalgia de tacos y tortas y enchiladas y mole y sopes y tortillas hechas a mano, de conchas y orejas y garibaldis...
Nostalgia de la tienda de la esquina con sus paletas heladas, sus Gansitos y Pingüinos, y del local de los tamales...
Nostalgia de las tormentas con truenos que retumban contra los cristales y lluvias torrenciales típicas del verano en Cuernavaca...
En fin, nostalgia de un tiempo que ya sólo vive en la memoria, y que al mismo tiempo me da fuerza para estar lejos de mi país y mi familia de origen, para disfrutar cómo crecen mis hijos aunque signifique que vuelen lejos, para voltear hacia adelante con el corazón lleno.
Amiga, el sentimiento que te acontece, nos está alcanzando a todas. No hay momento que no deje de pensar lo que tú, magistralmente, has descrito; y salen lágrimas de añoranzas. Sin embargo, es la Ley de la Vida. Te mando todo mi cariño y te abrazo con el corazón desde Cuernavaca. Me encanta leerte. Oliva y Familia. Los Klein Santoyo.��
ReplyDeleteEscritos como poesías, reflejan grandes memorias y añoranzas.. tiempos en donde fuimos un centro de atracción para nuestros hijos y ahora solo como cometas que de pronto de reflejan en ese centro.
ReplyDeleteLa vida pasa y antes en el trajín del día con día, no la veíamos pasar, hasta ahora que cada uno ha empezado a volar, el tiempo nos hace voltear a ver esos huecos que con hermosos recuerdos tenemos que llenar.
Dios nos guíe por el.mejor camino.
En Sus manos podemos descansar.