La escuela de mis sueños

La primera vez que tocó ver el tema de la casa durante las clases de español se me ocurrió poner de tarea a los chicos: Dibujar la  casa de sus sueños y describirla utilizando el nuevo vocabulario. Hubo algunos diseños geniales, como el de una chica que quería vivir en un castillo, o aquel del chico que deseaba incluir una cancha de futbol.

En Noviembre, cuando estuve en Suiza, pasé junto a dos edificios que albergan sendas escuelas, y en cuanto las ví suspiré; de niña me hubiera encantado asistir a cualquiera de las dos simplemente por la construcción.

De la primera no alcancé a tomar foto ya que veníamos en el coche, se llama École de Secheron, por si la quieren buscar en internet.

La segunda se encuentra a un lado del Musée d'Ethnographie, en el Boulevard Carl-Vogt. 

Como mi mamá y yo teníamos que entretenernos por algunas horas mietras Ana Pau iba a la estética decidimos ir al museo de etnografía. Partimos las tres para comer en el restaurante del museo; como pueden ver es un espacio muy agradable, con mucha luz y una comida deliciosa.
Después de la sobremesa, mi mamá y yo entramos a explorar el museo mientras Ana Pau fue a su cita en la estética.

Pasamos un buen rato admirando la colección  del museo, que posee muchas piezas increíbles. Un ejemplo son las obras de arte de marquetería, originarias de México, que pueden ver en la foto:
También nos gustó mucho la sección de arte oriental, entre muchos objetos tienen varias armaduras de guerreros samurai, que me hicieron recordar nuestro viaje a Tokio hace ya algunos años.
 

Nos faltó tiempo para ver todo, habíamos quedado der vernos con Ana Pau y Roswitha para tomarnos un café. Pero lo que vimos fue más que suficiente.

Saliendo del museo nos dirigíamos hacia la parada del tranvía cuando pasamos junto a la escuela y no pude mas que pararme a tomar  fotos de la construcción. Como pueden ver, justo era la hora de la salida de los chicos.
Me hubiera encantado entrar; seguramente tiene pisos de madera y ese olor inconfundible de cera, polvo y radiadores. Ya sé que no se parece en nada, pero por el tipo de construcción pensé en los libros de Tintín, que leí y releí durante mi infancia y juventud.
 

A veces me pregunto qué tanto extraño dar clases. La verdad, disfruté mucho el tiempo que trabajé en el YMCA of HK Christian College, y regresaría con gusto a lidiar con chicos adolescentes. Aunque también he disfrutado la libertad de verme con mis amigas con más frecuencia, o salir de viaje sin planearlo mucho, en especial ahora que Ulises ha tenido pocos vuelos y muchos días libres.





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