Coronavirus

Estoy sentada en la sala de nuestro depa observando el camino peatonal que pasa enfrente y me asombra su tranquilidad; normalmente hay un ir y venir constantes. Por las mañanas, por ejemplo, ciclistas y peatones de todas las edades van apurados en dirección del muelle tratando de alcanzar su ferry o su autobús para ir al trabajo o a la escuela; chicos caminando o montados en bicicleta en sentido contrario dirigiéndose a la primaria de Mui Wo; gente sacando a pasear a sus perros o haciendo ejercicio...

Pero en estos días se ha reducido notablemente el número de personas que he visto pasar, efecto del nuevo coronavirus surgido en la ciudad de Wuhan, en China. El gobierno de Hong Kong ha decidido cerrar centros comunitarios y deportivos, bibliotecas, museos y casi todas las oficinas gubernamentales, ¡incluyendo las oficinas de correo!

En toda la ciudad se han agotado las mascarillas y los desinfectantes de mano; cuando se corre el rumor de que alguna farmacia tiene mascarillas, inmediatamente se forman enormes filas para tratar de obtener al menos una caja. A mí como que me suena contraproducente eso de estar formado con quinientas otras personas afuera de una tienda o dentro de un centro comercial para conseguir mascarillas que reduzcan la posibilidad de contagiarse, pero en fin.

Nosotros teníamos una caja en casa que compré como hace un año, cuando Nico estaba resfriado pero necesitaba ir a la escuela a presentar exámenes o proyectos o algo así.

En las redes sociales han compartido algunas de las alternativas que ha ideado la gente a falta de mascarillas, les comparto algunas imágenes (la primera sí me consta que es en el metro de Hong Kong, las otras dos no sabría decirles dónde las tomaron).
Los extremos a los que lleva el pánico:





Las siguientes fotos (cortesía de mi amiga Marissa Reyes) muestran la ausencia de gente en el centro de la ciudad. Normalmente las escalinatas están llenas de movimiento, las personas subiendo y bajando, parándose en los puestecillos a comprar, yendo a los restaurantes a comer o tomar algo...
 Y ni se diga del metro, ni siquiera a las doce de la noche están tan vacías las estaciones.
 Los habitantes de la ciudad no sólo se agobiaron tratando de conseguir cubrebocas y desinfectante para las manos, en muchas áreas hubo compras de pánico de alimentos y los anaqueles en los supermercados quedaron vacíos, como en este ubicado en el centro comercial de Olympian Plaza, en Kowloon.


Al vivir en la isla, alejados de las grandes masas, las cosas son un poco más relajadas. Tanto los supermercados como el mercado siguen bien surtidos, con excepción del pan -por alguna razón es lo único que se ha terminado. Claro que eso no me preocupa ya que hasta me sirve de entretenimiento hacer mi propio pan en casa.

Les comparto este artículo del periódico, publicada ayer, 31 de enero, con una visión bastante menos alarmista:

Una opinión sarcástica acerca de la situación: Nury Vittachi

Por cierto, cuando el periodista escribió el artículo la posición oficial era que las clases se reanudarían el día 17 de febrero, pero ayer en el transcurso del día el gobierno anunción la suspensión de clases hasta el día 1o. de marzo. ¡Qué complicación para los que tienen chicos en edad escolar! Sobre todo aquellos que este año planean tomar los exámenes internacionales, ya sea IB, IGCSE, o A-Levels. Las fechas de estos exámenes están determinadas desde hace más de seis meses, y esas semanas sin clases van a afectar los resultados de muchos de los alumnos.


Se preguntarán a qué dedico mi tiempo... Pues aparte de las actividades diarias del hogar, me salgo a caminar, leo mucho, tejo, trato de escribir en el blog y, la verdad, también me aburro. ¿Alguien que me compadezca y me llame por teléfono? Nada más les encargo la diferencia de horario: Hong Kong está 14 horas adelante de México, y siete de Europa, no me vayan a marcar de madrugada, jeje.

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