Más paseos con mi mamá.
Durante el tiempo que estuvo mi mamá en Hong Kong, salimos a pasear y conocer muchos lugares, pero pocas veces llevé la cámara. Generalmente salíamos corriendo, como es costumbre en esta casa, para alcanzar el camión o el ferry, pero también me sucedió que nos la pasamos taan bien ¡que se me olvidaba que traía yo la cámara en la bolsa!
En Hong Kong Island el método de transporte favorito de ambas es el tranvía, esas reliquias de dos pisos que recorren la isla de este a oeste. El lugar ideal es en la parte superior hasta adelante, donde hay cuatro lugares, dos de cada lado y unas enormes ventanas por las que ver todo lo que sucede en la calle. Se sube uno por la parte de atrás, donde hay dos torniquetes y, ya sea que se quede uno en la parte de abajo o suba, va uno avanzando despacio hasta encontrar un lugar. El pago es a la hora de bajar por la puerta delantera y una verdadera ganga comparado con el metro o el camión: HKD $2.30, sin importar la distancia. Eso sí, hay que armarse de paciencia ya que para en cada estación.
En una ocasión fuimos primero a Admiralty, a un centro comercial llamado Pacific Place porque Santiago necesitaba unos protectores para los dientes para su partido de rugby. Saliendo, estábamos esperando el tranvía para ir hacia el Western Market (Enlace a Wikipedia con fotos) pero todos venían llenísimos. Mientras esperábamos, mi mamá comentó que le gustaría conocer el hipódromo en Happy Valley y justo en ese momento vimos que venía un tranvía que iba en esa dirección. Cruzamos las vías corriendo para llegar a la parada en dirección Happy Valley (opuesta totalmente al Western District), nos subimos al tranvía vacío y nos acomodamos en primera fila para el recorrido por Wan Chai, Causeway Bay y Happy Valley.
Un mapa de las rutas del tranvía
Llegando a la estación terminal de Happy Valley, no estábamos seguras si tendríamos que bajarnos, pero vimos que otras personas también se quedaron sentadas. El conductor subió pero no para corrernos sino para revisar por si se habían quedado cosas olvidadas.
De ida, cuando pasamos por Wan Chai, mi mamá vio una tienda especializada en tés sobre Johnston Road. Decidimos bajarnos en el regreso pero la parada más próxima quedaba lejísimos así que nos quedamos sentadas, un poco decepcionadas de que no pudiéramos explorar esa tienda.
Pero encontramos un lugar mejor: una cuadra más adelante, empezó a oler a pan delicioso. Tuvimos tiempo apenas de ver el toldo con la inscripción boulangerie, bajar por la angosta escalera del tranvía y pasar nuestra tarjeta Octopus para encontrarnos en la banquete frente al local.
Todavía no era medio día, así que sólo pedimos dos capuccinos y dos pastelitos, nos sentamos en la mesa alta del fondo y disfrutamos un delicioso tentempié acompañado de una buena plática. Antes de salir, mi mamá compró un regalo para el cumpleaños de Andrea: una caja de macarons surtidos (merengues con relleno). Los dejo con el enlace a la página del lugar:
Passion
Por cierto, el dueño es suizo. =)
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