Tai O, 26 de noviembre


Con más de un mes de retraso, pero no quiero dejar de platicarles de la visita de mi mamá. Después de las fiestas tomamos turnos estando resfriados y entre mi malestar y litros y litros de té mi inspiración andaba medio perdida.

El fin de semana antes de mi cumpleaños (finales de noviembre para los que no saben) cambió el clima; se fueron los días soleados y tibios y comenzó a llover. Pero con todo y las aguas procuramos seguir paseando a mi mamá, sólo que nos esperábamos a que parara la lluvia para salir de casa. 

Para festejarnos a las dos -mi mamá cumple 12 días antes que yo- Ulises nos invitó a comer al Tai O Heritage Hotel. La construcción, que data de principios del S XX, fue, durante muchos años, la estación de policía de Tai O pero con el paso del tiempo fue perdiendo en importancia su ubicación, hasta que el edificio quedó abandonado.

Apenas hace un año terminaron la remodelación para crear un pequeño hotel de nueve habitaciones, cuyo restaurante está abierto al público y tiene una vista preciosa a la bahía de Tai O.

Para hacer hambre, primero nos paseamos por el tradicional pueblo pesquero. En esta ocasión me gustó más que cuando lo visitamos por primera vez ya que por el clima frío y húmedo el olor a pescado y marisco seco era casi imperceptible. Es increíble ver todo lo que ofrecen en los puestos: además de pescado de todos los tamaños, hay camarones, calamares, callo de hacha, ostiones, pepinos de mar, mejillones... Y LA especialidad: frascos con pasta de camarón seco y fermentado. Ya mezclado con arroz no sabe tan mal, un poco como los camaroncitos secos de los romeritos pero sin el mole, claro está.


Paseándonos por los callejones nos encontramos un puesto  con un letreo que decía Chinese Pizza, así que nos acercamos para ver de qué se trataba. Más que pizza era un tipo de crepa gigante que el cocinero rellenaba al gusto del cliente con huevo, cebollín y carne, entre otros ingredientes. Ganas no nos faltaron de probar la crepa pero nos esperaba el restaurante del hotel.

Un poco más adelante nos encontramos con otro puestecito que anunciaba la venta de maridos (Husbands) a sólo HKD $18. ¡Barato, barato! Por mala suerte, el localito estaba cerrado así que no sabemos realmente que tipo de producto estaban ofreciendo. Tendré que regresar para investigar, de preferencia en viernes o sábado y no en lunes.

En fin, siguendo nuestro recorrido, caminamos a lo largo de la costa hasta llegar al otro extremo de Tai O donde está el muelle de los ferries que llevan a Tung Chung. En la parte alta de la península está el Tai O Heritage Hotel, donde nos refugiamos de la lluvia y el frío para disfrutar de la comida, una buena botella de vino y un riquísimo café. Cuando nos dimos cuenta era ya hora de regresar a casa puesto que los chicos estaban por llegar de la escuela.

Un día genial a pesar del clima que disfrutamos mucho.  

Para variar, les dejo con: ¡Fotos!

La página oficial del hotel

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