Pato y otros guisados.

Antier fui al Yat Tung, la unidad habitacional que se encuentra en Tung Chung, para llevar ropa con la costurera. Aprovechando la vuelta, pasé al mercado para comprar algo de fruta y me acordé de cuando estuvo mi mamá de visita.

Uno de los primeros paseos fue precisamente a este mercado donde venden todo tipo de alimentos, desde frutas típicas de la región como el longan hasta cangrejos de todos tamaños y colores, sapos chiquitos y grandotes, o gallinas vivas que matan y despluman para el cliente mientras éste compra el resto del mandado.

Hay también una sección donde ofrecen comida preparada, carnitas y pato rostizado. Esa vez que fui con mi mamá, compramos medio pato, que se veía delicioso.

Y así comenzó la aventura de ir probando pato rostizado en diferentes lugares: compramos en la carnicería en Mui Wo, en un puesto callejero de Cheng Chau, en el supermercado de Tung Chung (el famoso Taste) pero ninguno tan bien sazonado ni tan jugoso como el que ofrecen en el puesto del mercado de Yat Tung.  Lo que más me gusta es que una vez que has elegido el que más te gusta, lo descuelgan de la barra donde lo tienen colgado y te preguntan si quieres que te lo partan: 
-¿Chop, chop? 
- Haih. (Sí.)
La primera vez pensé que lo partirían como en México, separando las piernas, los muslos, la pechuga y demás. Pero no, lo que hacen aquí es que primero lo parten en dos a lo largo y luego simplemente lo parten en trozos como si lo estuvieran rebanando, quedando los pedazos del tamaño justo para tomarlos con los palillos.

El pato no fue nuestro único experimento culinario. Otro día, explorando la zona de Sai Ying compramos galletitas de gengibre, nueces de la India y unas salchichas que parecen un poco como un salami de alrededor de 5cm de largo y un centímetro de diámetro. Yo ya los había visto , pero nunca me había animado a comprarlas. Pedimos que nos dieran diez HK dólares, y el empleado en inglés básico nos explicó que debían cocerse al vapor, lo que hicimos llegando a casa. La verdad, no nos gustaron porque son dulzonas; ni con arroz, ni agregándoles soya logramos que nos supieran ricas. Cuestión de acostumbrar el paladar desde pequeño.


Comments

  1. El pato rostizado ha sido uno de mis platillos favoritos desde que llegué a Hong Kong. Por otra parte, nunca es tarde para acostumbrar el paladar.
    Por lo menos en mi caso, al principio no me gustó el durian, ahora me gusta mucho. Al igual con esas salchichas chinas secas que son un poco dulces. Otra cosa que no me gustó al principio son las salsitas rojas chinas, que me parecieron muy saladas al principio, pero ahora son las que uso para acompañar mi comida.
    Aunque también hay casos en que nada más no le agarro el gusto, como al wasabi :D

    Saludos!!

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  2. La verdad, hasta ahora le he dado la vuelta al durian. Me encantan los longan, los pérsimos (parientes del zapote negro) y una fruta que acabo de probar y no tengo idea cómo se llama. Es verde, como con escamas, con carne blanca y huesos grandes y negros. Por dentro parece guanábana pero de sabor es mucho más dulce y la carne con más consistencia. Según mis hijos sabe a leche condensada.

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